Corea del Sur
En la primavera, cuando las encantadoras flores del árbol de flecos blancos y las coloridas azaleas iluminaron las calles, el 79.º Grupo de Visita del Extranjero llegó a Corea con sonrisas tan brillantes como las flores. El grupo, integrado por unos 120 miembros, incluía miembros de 20 países, como Estados Unidos, Canadá, Perú, Brasil, España, Reino Unido, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Filipinas. Los miembros, que trabajan en diversos campos profesionales como derecho, medicina, academia, medios de comunicación y negocios, llegaron alrededor del 25 de abril para un programa de siete noches y ocho días, en el cual renovaron su compromiso como profetas que cumplirán la voluntad de Dios en la época del Espíritu Santo.
La Madre celestial dio la bienvenida al grupo de visita con amor, que había volado a Jerusalén celestial como palomas, según la profecía del libro de Isaías. Ella los consoló por su devoción y arduo trabajo en el cumplimiento de sus deberes dentro y fuera de la iglesia y los animó, orando para que, como líderes en sus respectivos campos, guiaran al mundo con esperanza, como hijos de Dios. La Madre los animó, diciendo: “Ustedes son personas verdaderamente felices a quienes se les ha prometido el verdadero tesoro, el reino de los cielos”. Y añadió: “Tengan el orgullo de ser protagonistas de la profecía, y lleven las buenas nuevas de salvación a muchas almas que vagan sin rumbo ni consuelo, iluminando el mundo con la gloria de Dios como profetas que salvan a la humanidad”. Con esmerada atención, la Madre comprobó si los miembros tenían dificultades por el desfase horario y veló porque se encontraran bien de salud. Al contemplar su ejemplo, los miembros interiorizaron el amor, la humildad y la actitud de servicio que deben caracterizar a un líder, tanto en lo espiritual como en lo físico.
El Primer Pastor Kim Joo-cheol, a través del sermón pronunciado en el culto en el transcurso de la visita, enfatizó el valor de la verdad del nuevo pacto e infundió en los miembros orgullo y sentido de misión. Dijo: “Agradezcamos a Dios por permitirnos heredar su carne y su sangre mediante la Pascua, y por hacernos ciudadanos del cielo. Llevemos una vida que agrade a Dios, y prediquemos el evangelio con amor para cambiar al mundo”.
De acuerdo con el deseo de la Madre, quien anhelaba que los miembros, que habían venido a Corea a pesar de sus vidas ocupadas, recibieran abundante entendimiento y gracia, el itinerario de la visita estuvo lleno de momentos para profundizar en la fe. Después de obtener una firme convicción en la verdad estudiando la Biblia, recorriendo el Museo de Historia de la Iglesia de Dios y visitando la exhibición Puntos de Vista de los Medios sobre la Iglesia de Dios, los miembros reflexionaron sobre el amor perdurable de la generación mayor, impregnada de la compleja historia de Corea, a través de la Exhibición “El Sincero Corazón del Padre” y la Exhibición Literaria y Fotográfica “Nuestra Madre”. Estas experiencias grabaron en sus corazones el amor del Padre y la Madre celestiales. Al visitar las iglesias locales y el Instituto de Formación Go&Come de Okcheon, compartieron el amor de la familia celestial con los miembros coreanos. También disfrutaron del ambiente primaveral mientras recorrían lugares como el Instituto de Formación Elohim, el Palacio Gyeongbokgung, el Observatorio Seoul Sky y los acuarios. En la cálida hospitalidad de los miembros coreanos dondequiera que iban, crearon recuerdos inolvidables con los hermanos de diferentes países.
“La gente cree que los médicos los salvarán, pero en realidad, no podemos proporcionar una vida fundamental. Es porque la vida física es limitada al final. Quiero compartir la verdadera alegría de la vida eterna proclamando la palabra de Dios, el agua de la vida”. Doctor Juan Carlos Márquez Romero, desde Querétaro, México
“He servido en la infantería de marina durante 19 años. Los soldados a menudo están expuestos a situaciones extremas como la guerra, por lo que la esperanza se vuelve aún más necesaria. Estoy decidido a proclamarles la esperanza del cielo”. Sargento Kenneth Earl Koonce, desde la infantería de marina, Niles, IL, EE. UU.
Después de completar un itinerario corto pero fructífero, cada miembro del extranjero regresó a su país de origen, renovando su compromiso con la fe y soñando con un futuro más radiante que la primavera, donde permanecerán eternamente con su familia celestial en el glorioso reino de los cielos.