Los verdaderos Héroes

D. Carly Dinnie, desde Connecticut, EE. UU.

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En la historia de los Estados Unidos, hubo un grupo de personas que condujo el “Ferrocarril Subterráneo”, los cuales ahora son vistos como héroes. La razón es que arriesgaron su vida para liberar a los esclavos con un motivo puro y amoroso, sin recibir nada a cambio.

Desde el siglo XVII hasta 1865, la esclavitud de los afroestadounidenses era legal en los Estados Unidos. Llegó un punto en la década de 1800 cuando la esclavitud en los estados del norte estaba prohibida pero todavía era legal en los estados del sur. Durante este período, muchos esclavos trataron de escapar al norte para poder vivir libremente, aunque era muy difícil hacerlo. Para ayudar a la conducción de estos esclavos a la libertad, muchos ciudadanos libres, tanto negros como blancos, trabajaron juntos para formar lo que se conoce como el Ferrocarril Subterráneo, un esfuerzo secreto para conducir con seguridad y eficacia a los esclavos a la libertad en el norte, por medio de varios “caminos” (rutas seguras), “estaciones” (casas seguras para que los esclavos permanecieran en el trayecto), y “conductores” (líderes que dirigían a un grupo de esclavos sin peligro hacia el norte).

Esta operación era sumamente peligrosa, y los conductores del ferrocarril arriesgaban su vida muchas veces para guiar a los esclavos a la libertad. Los exesclavos, que habían escapado al norte, se arriesgaban a ser esclavizados de nuevo o incluso a ser asesinados por aventurarse a regresar al sur para liberar a otros esclavos.

Una conductora reconocida y sumamente respetada fue Harriet Tubman. Como una exesclava que había escapado hacia el norte, ella podía haber disfrutado el resto de su vida fácilmente sin dificultad. Sin embargo, regresó voluntariamente al sur docenas de veces para guiar a la gente a la libertad. Harriet arriesgó su vida una y otra vez e incluso fue perseguida por los blancos del sur, que ofrecieron una recompensa de US$ 40 000 por su captura y muerte. Tales amenazas no la frenaron, sino que la motivaron a trabajar con más diligencia y fidelidad para cumplir su misión de guiar a las personas a la libertad.

Parece que Tubman se preocupaba más por la vida y la libertad de los esclavos que ellos mismos. Aunque Harriet estaba guiándolos al norte, cuando muchos se asustaban y querían regresar con sus amos a su vida de esclavitud, ella los reprendía y los obligaba a continuar, y finalmente les hacía disfrutar de su libertad. Incluso entregó todos sus ingresos por su libertad, aunque los esclavos no tenían nada que darle a cambio sino solo un “gracias”. Por su sacrificio, más de trescientos esclavos obtuvieron su libertad.

No solo Harriet Tubman, sino muchas personas también dedicaron su vida, arriesgando su propia seguridad, para guiar a las personas esclavizadas a la libertad. Ahora son considerados como héroes por todas las personas.

Al aprender sobre esta historia, no puedo dejar de pensar en los Padres celestiales, que vinieron voluntariamente a esta tierra donde están reunidos los esclavos espirituales. Arriesgando su propia seguridad, el Padre vino incluso dos veces para liberar a los esclavos del pecado y la muerte, aunque Él es libre y sin ninguna obligación. No necesitaba venir a la tierra sino que podía haberse quedado en el cielo y vivir cómodamente, sin tener que soportar ningún dolor, dificultad o adversidad. Pero el Padre pagó nuestro rescate con su vida para que fuéramos liberados de la muerte.

El Padre no pagó dinero por nuestro rescate, como dice la Biblia: “Él no nos rescató con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”. Más bien, nos compró con su propia sangre —con su propia vida— para liberarnos de la muerte. ¿Qué clase de hombre libre daría voluntariamente su vida para liberar a los esclavos?

Hoy en los Estados Unidos, los conductores del Ferrocarril Subterráneo son considerados como héroes y se les da honor y vítores. Sin embargo, cuando el Padre celestial vino a la tierra para salvarnos, ¿quién estaba esperando para saludar a nuestro Héroe con gratitud, agradeciéndole con asombro? Incluso hoy, ¿acaso los malhechores no calumnian al Padre y lo culpan como si Él hubiera hecho algo malo, aunque vino con el fin de liberar a los pecadores que estaban destinados a morir? Pese a este trato, el Padre nunca se quejó, sino que buscó liberar a los esclavos con paciencia y sinceridad.

La Madre celestial, que es la mujer libre, también está cargando todas las dificultades y sufrimientos, poniéndose la ropa de los pecadores solo para la libertad de sus hijos que son esclavos del pecado, a pesar de no tener ninguna obligación. Gracias a tales sacrificios del Padre y la Madre, muchas almas que estaban corriendo hacia la muerte llegaron a obtener su libertad.

No tenemos nada que podamos dar a Dios por habernos rescatado, sino que solo podemos decirle: “Gracias”. Aunque Dios nos liberó de nuestros pecados, seguimos contemplando este mundo; vergonzosamente, a veces deseamos regresar a nuestra vida de esclavitud. Sin embargo, el Padre nos anima con sus palabras de aliento y sus preciosas palabras de vida eterna dejadas en los Libros de la Verdad, preocupándose más por nuestra libertad que nosotros mismos. La Madre también está dándonos valor y ánimo con sus palabras de vida.

A través de su sacrificio sin límites, Dios liberó a numerosas almas destinadas a la muerte. Ahora quiero compensar la falta de gratitud que nosotros, los pecadores, no logramos dar a Dios por venir a la tierra a salvarnos. No debemos retroceder, sino avanzar hacia el reino de los cielos. ¡Seguiremos a la Madre celestial según la voluntad del Padre y predicaremos diligentemente el evangelio con gozo y gratitud hasta el día en que regresemos al mundo de la libertad, nuestro hogar celestial!

¡Padre y Madre celestiales, Ustedes son verdaderamente nuestros Héroes! ¡Por favor reciban nuestra gratitud y alabanza eternas!