No temáis delante de ellos y acordaos de Dios

Nehemías 4-6

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En el año 444 a. C., Nehemías regresó a la tierra de Judá y comenzó la reconstrucción de los muros y las puertas de Jerusalén. Entonces los pueblos extranjeros, encabezados por Sanbalat y Tobías, sintieron envidia e intentaron impedirlo. Burlándose de los judíos, Sanbalat habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo:

“¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?”

Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo:

“Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará”.

A pesar de esto, Nehemías y los israelitas oraron a Dios con más ansiedad y dieron sus corazones a la obra de restaurar el templo en unión.

Cuando Sanbalat y Tobías vieron a los judíos que se esforzaban en la obra con toda su mente y con todas sus fuerzas, se lo impidieron más agresivamente tratando de buscar el mal de Nehemías sobornando a los profetas. Ya que los israelitas empezaron a dejar que se enfriara el deseo y el entusiasmo por la reedificación del templo, debido a la constante persecución de los adversarios, Nehemías los consoló para darles nuevas fuerzas.

“No temáis delante de ellos; acordaos de Dios, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.”

Desde entonces, los israelitas comprendieron que Dios estaba con ellos, y llevaban en una mano la espada para vigilar a los adversarios, y con la otra mano trabajaban en la obra. Y organizaron el sistema de defensa contra los enemigos, poniendo a los que tocaban la trompeta sobre los grandes y altos muros para poder reunirse rápidamente en una situación de alerta. Ni en la noche se quitaban su vestido, cada uno de ellos se mantenía listo para la defensa trabajando en la obra. Y finalmente la historia de la construcción del templo de Jerusalén se llevó a cabo después de 12 años.

Por dondequiera que va la historia del evangelio, le sigue la persecución de los enemigos como una sombra. Cuando escuchamos que se burlan, y nos difaman y blasfeman, podríamos sentir temor. Pero no debemos temer a los enemigos, sino al Dios de poder que sujeta todas las cosas bajo sus pies.

En esta época en que la construcción del templo espiritual está ante nosotros, renovemos nuestra fe. Confiando siempre en Dios con oración, vistiéndonos de la armadura de la espada de la palabra de Dios, esforcémonos en la construcción del templo. Con la fe firme, seamos el ejército de Dios que cumple la misión de los atalayas y hace el mayor esfuerzo en la construcción del templo celestial.