El cielo de la madre

Joy Meela Gallant, desde New Windsor, NY, EE. UU.

9,677 visualizaciones

Recientemente en nuestra iglesia, observamos una imagen subtitulada Mamá Ocupada. Una madre está de pie junto a la estufa, cocinando y sosteniendo a su hija sobre su cadera. Un teléfono encaja entre el hombro de la madre y su oído, y la niña está tratando de tomar el teléfono. Al mismo tiempo, su otro niño está de pie detrás de ella, observándola. La madre en la imagen parecía estar estresada, ya que estaba abrumada con mucho trabajo, pero hacía todo lo posible realizando múltiples tareas.

Algunos hermanos y hermanas dijeron que la madre parecía estar bajo presión y necesitaba un poco de ayuda, pero como madre, lo vi diferente. En mi mente, subtitulé la imagen Cielo de la madre.

Desde mi punto de vista, la niña en sus brazos era capaz y suficientemente grande para pararse por sí misma, pero creo que la madre quería sostener a su bebé. Aunque parecía que la niña trataba de interrumpir la llamada telefónica, quizá quería sostener el teléfono para que su madre pudiera concentrarse en la cocina. ¿Por qué? Porque era la niña grande de mamá que desea ayudarla. El niño de pie detrás de su madre parecía estar preguntándole si podía ayudar. ¿Por qué? Porque vio cuánto trabajo estaba haciendo su madre.

Hay un refrán que dice: “Sin mis hijos, no valdría la pena esperar el mañana, ni recordar el ayer”. Los caprichos, necesidades e imposiciones de un niño pueden parecer causar mucho problema a las madres, pero no es el caso. El cuidado de un niño es el deleite de una madre y el propósito de su ser. Un niño consuela a su madre con una satisfacción y amor indescriptibles. La relación de amor entre una madre y su hijo es incondicional. Por lo tanto, un niño nunca es una carga para su madre, sin importar cuáles sean las circunstancias, o la edad que pueda tener, la alegría que una madre ve en su hijo nunca disminuye.

Entonces recordé lo que experimenté cuando uno de mis hijos fue a la universidad. Se llama síndrome del nido vacío, que es la sensación de dolor y soledad que los padres sienten cuando sus hijos abandonan el hogar, para vivir por su cuenta o asistir a la universidad. Si podemos experimentar dicha desconexión emocional y dolorosa separación en este mundo físico, entonces ¡cuánto más nuestra Madre celestial está afectada por sus numerosos hijos que se perdieron del cielo durante mucho tiempo! Me siento muy avergonzada ante la Madre por ser tan insensible a su sufrimiento y dolor.

Doy gracias a Dios por abrir mis ojos a través del amor maternal para reconocer el amor y sacrificio de la Madre celestial. Seré una hija madura que lleve algunas cargas de la Madre guiando a Sion a nuestros hermanos y hermanas perdidos.