La voz de una madre

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El oído es el primero de los cinco sentidos en desarrollarse. A los pocos días de la fecundación en la madre, el óvulo fecundado comienza a formar el oído al tener solo 0,9 mm de tamaño. En la tercera semana del embarazo, se forma el oído interno1, y a las seis semanas, la cóclea se diferencia y se conecta a las células del sistema nervioso en 20 a 24 semanas, lo cual significa que el feto puede escuchar los sonidos.

1. La parte más profunda del oído, rodeada de huesos duros. Consiste en la cóclea, el vestíbulo y los canales semicirculares, y transmite vibraciones del tímpano a los nervios.

El feto tiene la capacidad de escuchar mientras que los demás órganos todavía no se han formado, y las emociones se desarrollan a través del sonido, y el cerebro crece. La educación prenatal también es para ayudar a estimular el sentido del oído; en definitiva, la voz de su madre es lo favorito y más pacífico para el feto. Los sonidos externos se reducen a medida que pasan por el líquido amniótico, pero la voz de la madre se amplifica mientras pasa por la columna hasta la pelvis. Por ello, el feto recuerda la voz de su madre y la distingue de la de los demás. Un bebé recién nacido que ni siquiera puede abrir los ojos, responde a la voz de su madre porque la recuerda.

Aunque el feto no puede ver a su madre, puede escuchar su voz. La razón por la cual la audición se desarrolla más temprano que los demás sentidos, puede ser para sentir a su madre que lo concibe, a través de su voz.