Porque ahora soy libre

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A principios de la década de 1820, Harriet Tubman nació esclava en una granja en Maryland, EE. UU. En aquellos días, las personas negras eran tratadas peor que animales por la gente blanca y trabajaban hasta morir. Desde la infancia, Harriet había anhelado la libertad desesperadamente, soportando día tras día. En 1849, finalmente obtuvo la libertad con la ayuda del “ferrocarril subterráneo”.1

1. Organización secreta establecida para liberar esclavos estadounidenses en el siglo xix. Llamaron a la ruta de escape “ferrocarril”; a las casas de los asistentes que ocultaban a los esclavos que escapaban, “estaciones”; y a aquellos que los ayudaban a escapar al norte con seguridad, “conductores”, utilizando la terminología ferroviaria.

Huyó hacia el norte, donde no había esclavitud, y ganó algo de dinero realizando algunas tareas. Era una vida mucho más cómoda que la esclavitud. Sin embargo, pisó en secreto la tierra del sur tan pronto como ahorró dinero, dejando de lado su vida cómoda. Asumió voluntariamente el papel de conductora del ferrocarril subterráneo. Aunque tenía que movilizarse secretamente corriendo peligro, abrigaba una sola resolución en su mente: “Otras personas también deben ser libres, porque ahora soy libre”. Durante la Guerra Civil, incluso se desempeñó como espía del norte. En total ayudó a escapar a más de mil esclavos.

Permitió a aquellos que vivían sin esperanza y libertad, conocer la alegría de la liberación. Eligió lo más valioso que podía hacer, y fue seleccionada como el nuevo modelo del billete de $ 20, el más utilizado de los Estados Unidos.