
Jack Welch, exdirector general de GE, quien también era conocido como un ejecutivo famoso, tartamudeaba mucho cuando era niño. Tartamudeaba tanto que una vez, cuando ordenó un emparedado de atún en un restaurante, el camarero le llevó dos emparedados porque cuando ordenó atún, tartamudeó y dijo “tu tuna”, que se escucha como “two tuna”, (dos de atún). Entonces el camarero lo entendió como dos emparedados de atún.
Cada vez que Jack Welch se sentía frustrado en este tipo de situación, su madre no le gritaba: “¿Por qué tartamudeas tanto? ¿Por qué no hablas correctamente?”. En cambio, lo elogiaba y lo consolaba: “La razón por la que tartamudeas es que la velocidad de tu pensamiento es tan rápida que tu boca no la alcanza. Así que no tienes que preocuparte. Te convertirás en una gran figura cuando crezcas”.
Jack Welch recobró la confianza a través de los sabios elogios de su madre y realizó un gran esfuerzo en cada asunto, y como resultado, se convirtió en el ejecutivo exitoso que hoy conocemos.