Un médico que insistió en lavarse las manos

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En el siglo xix, la tasa de mortalidad por fiebre puerperal era alta en Europa. La fiebre puerperal era fiebre causada por una infección en un corte realizado durante el parto. Puesto que no tenían mucho conocimiento sobre los gérmenes, la fiebre puerperal era un objeto de horror, que llevaba a la muerte a las madres, fueran ricas o pobres.

Entonces, el Dr. Ignaz Semmelweis de Hungría insistió en que lavarse las manos antes de que los médicos ayudaran con el parto podría reducir la mortalidad en las madres. Había dos salas de parto en el hospital donde él trabajaba. En una de ellas trabajaban las parteras, y en la otra los médicos que también atendían a otros pacientes o cadáveres ayudaban a las madres a dar a luz a sus bebés. La sala de partos donde trabajaban los médicos tenía una tasa de mortalidad drásticamente más alta causada por fiebre puerperal que la otra sala de partos. No comprendían plenamente la causa de esto, pero era una prueba de la necesidad de lavarse las manos. Sin embargo, la comunidad médica objetó su sugerencia. Las manos ensangrentadas eran un símbolo de los médicos trabajadores, y si su insistencia fuera correcta, sería como admitir que los médicos tenían la culpa de que tantas madres hubieran sido sacrificadas.

Actualmente, es de sentido común que los médicos deben mantener sus manos limpias, e incluso la gente en general practica el lavado de manos con frecuencia. Para aceptar nuevos conocimientos, se requiere valor para romper el conocimiento existente y admitir que se han equivocado.