El culto del Día de Ascensión y la Gran Asamblea del Día de Pentecostés 2022
La esperanza de la salvación y la bendición entregadas por el poder del Espíritu Santo
Los miembros de la Iglesia primitiva, que habían presenciado la resurrección y la ascensión de Jesús, entregaron la verdad de vida y la esperanza de la salvación a todas las personas, siendo profundamente conmovidos y llenos del Espíritu Santo en el Día de Pentecostés. El libro de Hechos registra que tres mil y cinco mil personas fueron añadidas al número de los discípulos en ese tiempo (Hch 2:41, 4:4).
Los miembros de la Iglesia de Dios en todo el mundo asistieron al culto del Día de Ascensión (26 de mayo) y a la Gran Asamblea del Día de Pentecostés (5 de junio), esperando que las bendiciones del Espíritu Santo sean derramadas de manera más poderosa, para guiar a todas las personas a la salvación en esta época. Durante los diez días de la Semana de Oración del Día de Pentecostés, que duró desde la noche del Día de Ascensión hasta la madrugada del Día de Pentecostés, ofrecieron oraciones de madrugada y de noche por los dones del Espíritu Santo.
Culto del Día de Ascensión celebrando la gloria de la ascensión que Cristo mismo mostró como ejemplo para nosotros
El Día de Ascensión conmemora la ascensión de Jesús al cielo el día cuarenta después de su resurrección. Tiene su origen en el hecho histórico de que Moisés subió al monte Sinaí como Dios le había mandado, cuarenta días después de que los israelitas atravesaran el mar Rojo, siendo liberados de Egipto a través de la Pascua (Ex 19:1-7, Hch 1:3-9).
Durante el culto del Día de Ascensión realizado en el Templo de la Nueva Jerusalén en Pangyo el 26 de mayo, la Madre ofreció una oración de profunda gratitud al Padre, quien personalmente había dado el ejemplo de la gloria de su ascensión para permitir que las personas creyeran firmemente en la salvación y el cielo. También oró para que sus hijos entendieran plenamente el santo amor del Padre, que se había sacrificado para darles la herencia celestial, y predicaran diligentemente la esperanza del cielo y las buenas nuevas de salvación a la gente que tiembla de miedo por los diversos desastres, como enfermedades y conflictos.
El Primer Pastor Kim Joo-cheol dijo: “El Día de Ascensión es el día en que Jesús nos mostró que nosotros también seríamos transfigurados y ascenderíamos al cielo como Él, después de completar el evangelio”. Y añadió: “Los santos de la Iglesia primitiva creyeron firmemente que disfrutarían de esa bendición, y predicaron el evangelio con alegría, dando esperanza a la gente”. El Primer Pastor Kim enfatizó que antes de su ascensión, Jesús nos ordenó que fuéramos sus testigos en Samaria y hasta lo último de la tierra, y que este mandato solo podía cumplirse a través del poder de Dios. Luego instó a los miembros: “La oración es una herramienta para invocar el poder de Dios. Como los santos de la Iglesia primitiva que recibieron el Espíritu Santo en el Día de Pentecostés dedicándose a la oración, pidamos el Espíritu Santo a través de la oración, creyendo que Dios sin duda concederá nuestra oración, para que podamos recibir las bendiciones del Espíritu Santo (1 Ts 4:13-18, 1 Co 15:50-58, Mr 9:28-29, Mt 7:7-1, Mr 11:24, Mr 1:35-39, 1 Ts 5:15-17).
La Semana de Oración del Día de Pentecostés y el Festival de Predicación del Movimiento del Espíritu Santo para el Día de Pentecostés comenzaron el Día de Ascensión. Los miembros de todo el mundo se dedicaron a la oración y la predicación, con la esperanza de que la historia de la Iglesia primitiva se repitiera nuevamente.
La Gran Asamblea del Día de Pentecostés: asombrosa obra del Espíritu Santo, lograda por aquellos que han recibido el Espíritu Santo
Después de la semana de oración de diez días, los miembros celebraron la Gran Asamblea del Día de Pentecostés el 5 de junio, esperando las bendiciones del Espíritu Santo como una cascada.
El Día de Pentecostés (Fiesta de las Semanas en el Antiguo Testamento) también encuentra su origen en la obra de Moisés. Esta fiesta se instituyó para conmemorar el hecho histórico de que Moisés subió al monte Sinaí por segunda vez para recibir los diez mandamientos de Dios cincuenta días después de que los israelitas cruzaron el mar Rojo tras salir de Egipto (Ex 24:12-18, Lv 23:10-11, 15-16). Este evento profético se cumplió cuando Jesús derramó el Espíritu Santo sobre los discípulos a los cincuenta días de su resurrección. Después de recibir los dones del Espíritu Santo, los santos testificaron valientemente acerca de Cristo, que fue el preludio de la próspera obra del evangelio en la época apostólica (Hch 1-2).
La Madre dio gracias al Padre por dar a sus hijos las siete fiestas de tres tiempos para salvarlos. También oró para que el Padre derramara la gracia del Espíritu Santo sobre sus hijos de todo el mundo, que asistieron a la Gran Asamblea del Día de Pentecostés, más abundantemente que hace dos mil años, para que pudieran encontrar a todos los hijos celestiales esparcidos por todas partes del mundo. Luego felicitó los esfuerzos de los miembros que se habían dedicado a la oración durante diez días y los animó repetidamente: “Todos ustedes han recibido el Espíritu Santo. Si predican la palabra de Dios con fuerza, lograremos mayores resultados del evangelio que la Iglesia primitiva y sucederán muchas cosas buenas”.
El Primer Pastor Kim Joo-cheol despertó a los miembros a su misión: “Los apóstoles de la Iglesia primitiva recibieron el Espíritu Santo en el Día de Pentecostés y testificaron valientemente que Jesús es el Cristo. Puesto que hemos recibido el Espíritu Santo en el Día de Pentecostés, también debemos predicar con denuedo el camino del nuevo pacto a todo el mundo. Esta es la misión de quien ha recibido el Espíritu Santo”. Además, mencionó la ley de la naturaleza según la cual una vez que se plantan las semillas, florecen y dan fruto, y el asombroso trabajo de que la Iglesia de Dios se estableció incluso en la región alpina del Himalaya, Alaska y la selva amazónica en solo medio siglo. Luego los instó: “Cuando sembramos la semilla del evangelio, Dios la hace germinar y producir buenos frutos. Hay muchas personas en el mundo que están esperando las buenas nuevas de salvación. Prediquemos el evangelio con poder y guiemos a todos a la salvación, creyendo que el plan de Dios se cumplirá de todas maneras” (Hch 1:6-15, 2:1-12, 41, Hch 4:1-4, Is 14:24-27, 46:11, Mt 28:18-20).
Los miembros de todo el mundo oraron para que aquellos que estaban exhaustos y frustrados debido a la pandemia de la COVID-19 encontraran consuelo y valor a través del amor de Dios, y se comprometieron a entregar la bendición de la salvación y la esperanza del cielo a todas las personas a través del don del Espíritu Santo que Dios Elohim les concedió en el Día de Pentecostés.