La respiración de mi alma

Kim Eun-mi, desde Cheongju, Corea

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—Mamá, el médico dijo que tengo neumotórax, y que podría morir si no me someto a una cirugía de inmediato.

Recibí una llamada telefónica de mi hijo que fue al hospital por haber tenido dificultad respiratoria. Luego el médico me habló por teléfono.

—Hola señora. Acabamos de tomar una radiografía, y su hijo está en una condición crítica. Necesita someterse inmediatamente a una cirugía. Lo haremos pasar por el proceso de admisión y prepararemos las cosas para una operación, así que por favor venga lo más pronto posible. Empezaremos la operación tan pronto como llegue.

Mi mente quedó en blanco cuando colgué el teléfono.

—¿Neumotórax? —pensé.

Me tranquilicé e hice urgentemente algunas investigaciones sobre el neumotórax. Es una condición que se produce cuando el aire se escapa porque el pulmón tiene agujeros, y esto hace que el hidrotórax tenga aire o gas.

Me alisté de inmediato y fui al hospital. Mi hijo ya se había puesto una bata hospitalaria y estaba listo para entrar en la sala de operaciones.

Tuve una conversación con el médico antes de la cirugía. Los pulmones de mi hijo en la radiografía parecían diferentes entre sí. En un pulmón los vasos sanguíneos estaban claros y sanos, mientras que el otro se había encogido y se veía oscuro. Aunque no tenía ningún conocimiento médico, parecía serio.

Afortunadamente, la cirugía fue sencilla, en comparación con la situación crítica. Sin embargo, mi hijo parecía un paciente de la unidad de cuidados intensivos cuando salió de la sala de operaciones; tenía una máscara de oxígeno y una larga manguera de aire en su pecho, la cual estaba conectada al interior de su cuerpo a través de un agujero. Clamaba con dolor, probablemente porque la manguera tocaba las costillas cada vez que se movía. Me rompió el corazón verlo con dolor.

Poco después, el médico me explicó el resultado, comparando las radiografías tomadas antes y después de la cirugía. Dejé escapar un suspiro de alivio, al ver que sus pulmones se mostraban normales después de la cirugía.

La placa de rayos X tomada antes de la cirugía era sorprendente incluso en un segundo vistazo. No podía entender cómo podía llevar una vida normal con ese pulmón que se había encogido seriamente. Lo mismo expresó el médico. Dijo que estaba muy sorprendido de que mi hijo hubiera llegado al hospital, pareciendo normal; porque por lo general las personas en esa condición eran llevadas a la sala de emergencias o se veían muy pálidas debido al problema respiratorio. Él dijo repetidamente que aún no podía creer que mi hijo jugara al fútbol durante dos días con ese pulmón. Di gracias a Dios por protegernos sin descansar incluso en situaciones y momentos que no sentíamos.

Aprendí muchas lecciones a través de la cirugía de mi hijo. Así como nuestra vida se pone en peligro si no funciona correctamente el órgano que maneja nuestra respiración, debe de ser igual para la respiración espiritual. Nuestras almas estarán en peligro crítico si tienen dificultad respiratoria.

Siempre me comunicaré con Dios a través de la oración y recibiré oxígeno espiritual para que mi alma respire bien, para que los pulmones de mi alma se mantengan sanos y no me quede sin respiración en ninguna circunstancia.