Nuestro cuerpo se mueve como el cerebro le ordena. Si el cerebro pierde su función, otras partes del cuerpo tampoco pueden desempeñar sus funciones adecuadamente, por lo tanto el cerebro es la parte más importante del cuerpo. Recibe una gran cantidad de sangre que sirve como combustible para el cuerpo, pues ejecuta la función más relevante.
Sin embargo, el cerebro tiene un punto débil. Si usted dice algo, el cerebro no reconoce a quién van dirigidas las palabras. Si pronuncia palabras negativas a los demás, no distingue si estas se aplican a sí mismo o a otro, entonces ordena secretar hormonas productoras de estrés. Por el contrario, si expresa palabras positivas a los demás, el cerebro reconoce que van dirigidas a sí mismo y secreta hormonas de la felicidad en el cuerpo.
Por eso, debemos hablar solo palabras positivas y optimistas para nuestro propio bien. Si decimos estas palabras, nos beneficiamos y los oyentes también. Entonces, el hecho de que el cerebro no distinga a quién le habla, puede ser una bendición y no un punto débil.