La razón por la que recibí la misión de enseñar

Lee Jeong-hyeon, desde Ciudad del Cabo, República de Sudáfrica

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Sucedió el día en que salí a predicar con mi esposa. Nos acercamos a una señora que caminaba y le dijimos que queríamos hablarle sobre Dios Madre, que es testificada en la Biblia, pero no quiso escuchar. Cuando se lo pedimos de nuevo, diciendo: “Este mensaje es muy importante”, entonces se detuvo.

En cuanto abrí la Biblia, sus ojos se abrieron ampliamente. Al ver al Espíritu y la Esposa que dan el agua de la vida en el libro de Apocalipsis, nos preguntó: “¿Quién es la Esposa que nos da el agua de la vida?” antes de explicarle. Le dijimos que la Esposa es la Jerusalén celestial, y volvió a preguntarnos: “Entonces, ¿quién es la Jerusalén celestial?”, que era la pregunta que yo iba a hacer. En la conversación, la señora formulaba preguntas constantemente y en ocasiones respondía de manera correcta incluso antes de darle la respuesta. Estaba muy sorprendida mientras escuchaba las palabras, y nosotros también lo estábamos ante su reacción. Llegamos a conocer la razón después.

Hace algunos años, escuchó la verdad, pero la olvidó porque no se conmovió por la palabra en ese momento. Después de un tiempo tuvo la oportunidad de escuchar la palabra por segunda vez, y sucedió lo mismo. Al ver a una pareja asiática esta vez, pensó: “Ah, aquí vienen otra vez”. Así que decidió negarse, pero nuestros ojos se veían tan ansiosos que no pudo hacerlo. Sin saber la razón, pudo entender la palabra perfectamente esta vez, y le sorprendió que la palabra “Madre celestial” permaneciera en su mente. Quería conocer más sobre la Biblia. Desde el día siguiente, estudió la Biblia todos los días.

Entre las personas a quienes hemos conocido hasta ahora mientras predicamos el evangelio, no hay nadie que ame a Dios y sus palabras más que ella. Después de estudiar sobre el alma, estaba feliz de saber que fue un ángel, y lloró por el hecho de haber cometido un grave pecado contra Dios en el cielo. Un día, estábamos estudiando sobre Jesús que vendría por segunda vez a Sion y restauraría la fe correcta para que su pueblo sea salvo. Estalló en lágrimas de dolor. Cuando se tranquilizó, le pregunté con delicadeza qué le hizo llorar.

“Hasta ahora, había creído que estaba siguiendo la voluntad de Dios y acompañándolo. Estaba segura de mi salvación. Pero he comprendido que creía en Dios como quería y que estaba lejos de Él. Estoy muy avergonzada ante Dios por mi fe, que no es digna de la salvación.”

En poco tiempo, recibió una nueva vida. Después del bautismo, hundió su rostro en la toalla y no se movió por un largo rato. Esta vez, eran lágrimas de gratitud.

Resultó que había escuchado comentarios difamadores sobre la verdad desde el primer día que nos conoció. Sin embargo, pensó que tenía que descubrir la verdad en lugar de dudar. Ella es verdaderamente una hija de Dios.

Después de conocer a la hermana, comprendí por qué Dios nos dio la misión de enseñar. A pesar de que recibí la bendición que no se puede comparar con nada en mi vida, a menudo olvidaba su valor. Creo que Dios me envió una persona que considera preciosa su verdad a fin de iluminar a este necio que no conocía su valor a pesar de tener un tesoro precioso. Grabando en mi corazón una vez más lo bendito que soy, estaré siempre alegre y agradecido en todo.