Léelo cuando me extrañes

Lee Seon-mi, desde Seúl, Corea

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Mientras hacía una tarea de la escuela, aprendí sobre los manuscritos. En el período de la dinastía Chosun de Corea, cuando las técnicas de impresión no estaban desarrolladas y no había muchos libros, era común transcribir los libros a mano. Un documento escrito a mano se llama manuscrito.

La transcripción usualmente era realizada por aquellos que transcribían profesionalmente, pero los padres o abuelos a menudo transcribían los libros para los hijos en la familia. Muchas veces, los manuscritos eran usados como materiales de educación, ya que los hijos pequeños podían copiar las letras y aprender a leer mientras leían las historias y lecciones escritas a mano por sus padres en el libro.

Los hijos que se mudaban lejos después de casarse, podían sentir a sus padres, a quienes no veían frecuentemente, a través de los manuscritos. Un ejemplo típico es el manuscrito de La vida de Im Gyeong-eop. Este manuscrito es especial entre muchos manuscritos debido al epílogo añadido al final de la novela.

Un padre tuvo una hija que amaba las novelas. Ella se casó y se mudó lejos. Cuando hubo un encuentro familiar, ella regresó a la casa de sus padres. Mientras estaba allí, transcribió rápidamente La vida de Im Gyeong-eop que su padre tenía, pero no pudo terminarlo por el corto tiempo y tenía que regresar con la familia de su esposo. Cuando se fue, su padre reunió a todos los miembros de su familia y les pidió que transcribieran la novela rápidamente. Siguió a su hija y le dio el manuscrito completo. Al final de la transcripción, escribió lo siguiente.

“Tu anciano padre, que está enfermo, ha transcrito tres o cuatro páginas. Léelo cuando me extrañes.” Comparado con otros manuscritos, este fue hecho deprisa por muchas personas. Por esa razón, los estilos de escritura son todos diferentes y no están bien escritos. Sin embargo, tiene un incomparable valor ya que contiene el amor de un padre más allá de las letras, y por encima del contenido de la novela en sí. No se necesita mucha imaginación para visualizar qué feliz y agradecida debe de haber estado la hija cuando recibió este manuscrito.

Al hacer esta tarea, sentí el gran amor de los padres que se me ha transmitido a lo largo de cientos de años. También pude entender el corazón de los Padres celestiales, quienes son la fuente del amor.

Los sesenta y seis libros de la Biblia y los Libros de la Verdad, que leo habitualmente, están impregnados del amor de los Padres celestiales, quienes no escatimaron grandes esfuerzos y sacrificios para enseñarnos la ley del cielo, la verdad y el hogar celestial adonde regresaremos. Hasta en esta época, podemos sentir el gran y verdadero amor de Dios y tener esperanza en el cielo gracias a la Biblia, donde el camino de la salvación fue escrito por el Padre celestial a través de muchos profetas por cientos de años, y los Libros de la Verdad en los que Él mismo escribió cada palabra toda la noche.

Así como la escritura del padre en el manuscrito decía: “Léelo cuando me extrañes”, cada vez que extrañe al Padre celestial, leeré los Libros de la Verdad que nos dejó y recordaré su noble amor. Aún hay personas que no han entendido completamente el amor de los Padres celestiales. Como joven, resuelvo tomar la delantera en salvar al mundo predicando la verdad de vida.