Una persona que me hace estar muy animada

Ahn Ha-jeong, desde Hwaseong, Corea

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Recientemente, tenía que preparar algo personalmente, así que trabajaba hasta tarde en la noche durante varios días. No podía dormir ni hacer las labores domésticas adecuadamente. Un día, llegué a casa cerca de las ocho de la noche, completamente agotada después de trabajar.

Cuando entré en casa, la luz estaba encendida y un folleto del mercado estaba totalmente abierto sobre la mesa. Me reí a pesar de todo. Mi esposo, que regresó de trabajar, debe de haber ido a un supermercado, al ver el folleto puesto en la puerta principal. Cuando miré mi teléfono móvil para llamarlo, ya tenía algunas llamadas perdidas de él. Lo llamé.

—¿Fuiste al supermercado?

—¡Oh, llegaste temprano! Quiero cocinarte samgyetang.

—¿En serio?

Estaba sorprendida e impresionada. Al entrar en casa, quería comer samgyetang. ¡Sorprendentemente, mi esposo ya había pensado en cocinarlo! Normalmente, él tiene dificultad cocinando arroz en una olla a presión, por eso me apresuré para prepararme para una comida.

Después de colgar el teléfono, me llené de felicidad. “¡No puedo evitar amarlo! ¿Acaso puedo ser más feliz?”. Agradecí a Dios por darme un esposo amable. No podía ocultar mis sentimientos; lloré mucho, sosteniendo una toalla.

Mi esposo regresó.

—¿Por qué llegaste tan temprano? Debiste haber llegado cuando terminara de cocinar el samgyetang y de poner la mesa.

—¿Me preparaste una sorpresa? Ya estaba lo suficientemente impresionada. ¿Cómo sabías que quería comer samgyetang?

—¿En serio? Solamente pensé que necesitabas fortalecer tu salud en estos días y animarte.

—¡Muchas gracias! ¿Qué esposo podría hacerlo mejor que tú?

Elogié a mi esposo generosamente.

Él cocinó samgyetang con todo su corazón siguiendo la receta que había revisado antes en Internet, y hasta limpió después de cocinar. El samgyetang estaba realmente delicioso, y yo estaba muy animada.

Cuando era joven había pensado: “Si pudiera vivir con mi ser amado, sería feliz aunque no fuera rica”. Ese humilde deseo se hizo realidad. Servirnos el uno al otro como lo hacemos ahora, aunque seamos imperfectos en muchos aspectos, debe de ser el amor y la felicidad.