Lo que Dios limpió, no lo llames tú común

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Como Dios dijo: “Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto” (Is. 60:22), ahora él está cumpliendo rápidamente toda la obra de la salvación. Viendo llegar a Sion a nuestros hermanos y hermanas de todas partes del mundo, debemos confiar solo en Dios y darle toda la gratitud y la gloria.

Cuando leemos el libro de Hechos, podemos ver que cuando Pablo predicaba la palabra de Dios junto al río, Dios abrió el corazón de una mujer llamada Lidia para responder al mensaje de Pablo (Hch. 16:13-15). No fue Pablo quien abrió el corazón de Lidia. Ya que Dios abrió su corazón en ese momento, ella quedó profundamente conmovida y aceptó la palabra de Dios, y recibió a Pablo como un profeta que cumplía el recado de predicar el mensaje de Dios.

Lo mismo sucede hoy en día. No importa quién predica el evangelio, es Dios quien abre los corazones de los que escuchan y quien cumple la obra del evangelio por gracia.

Espero que toda la familia de Sion considere primero cuál es la voluntad de Dios en todo y la cumpla.

Dios cumple todo

Esta es una fábula. Había un gallo en la casa de un hombre rico. Un día, el gallo llegó a la siguiente conclusión: “Yo despierto a los trabajadores todos los días muy temprano por la mañana para que la propiedad de mi amo prospere, y los ayudo mucho para que salgan a trabajar llamando al alba. Entonces, ¿por qué mi amo solo me da de comer salvado de trigo?”

La siguiente mañana el gallo también cantó quiquiriquí, y amaneció. Ese día, el amo quiso alimentar a su gallo con algo bueno, y le dio de comer unos deliciosos granos.

Pero el gallo se molestó con su amo y dijo: “Amo, ¿no cree que está siendo muy duro conmigo? Yo he hecho muchas cosas para usted. ¿Por qué no reconoce mis esfuerzos, y solo me da cosas que no pueden comerse, como esto? Si yo no canto, ¿quién despertará el amanecer? Y si no raya el alba, ¿quién despertará para que trabajen? Es gracias a mí que su casa ha prosperado. Traigo el amanecer cantando con una hermosa voz todas las mañanas, y esa es la razón por la que esta familia ha prosperado mucho.”

El amo regresó sin decir nada. En medio de la noche, cuando el gallo estaba durmiendo en el poste, el amo tomó un pedazo de tela y cordel y ató fuertemente el pico del gallo. La siguiente mañana, el amo fue a ver al gallo y dijo: “Es muy extraño. Hoy no cantaste, ¿pero cómo ha amanecido?”

El gallo estaba bajo la ilusión de que su canto traía el amanecer cada día. De igual manera, podemos pensar equivocadamente que nosotros hemos realizado la obra del evangelio hasta cierto grado. ¿El verano llega naturalmente cuando la gente usa ropas ligeras? Por supuesto que no. Es Dios quien trae el amanecer, y también es Dios quien siempre trae las estaciones, los días y los años, y los controla.

Amanece sin necesidad de que el gallo cante. La razón de que Sion haya prosperado como está ahora no es por nuestro pequeño grito, sino porque Dios ha cumplido la obra de la salvación según su tiempo planeado. Como una gallina que reúne a sus pollos bajo sus alas (Mt. 23:37), de igual manera la Madre reúne a sus hijos. Por lo tanto, los hijos de Dios que han escuchado las noticias de que la Madre Jerusalén ha venido a esta tierra, se reunirán bajo sus alas. En ese proceso, nosotros hemos sido llamados primero, y según la misión de los que han sido llamados primero, ahora solo estamos cumpliendo el recado espiritual de predicar el evangelio.

Los humanos tratan de juzgar las cosas solo en las categorías que pueden ver y sentir, pero Dios cumple su providencia de una manera invisible. Si no comprendemos este hecho, no podremos apartarnos de una fe egocéntrica, y podríamos cometer el error de no adaptarnos a la voluntad de Dios.

Lo que Dios limpió, no lo llames tú común

Hasta Pedro, el apóstol de los apóstoles, a veces seguía su propio juicio. Por eso Jesús, mientras estaba en esta tierra e incluso después de su ascensión, lo instruyó para que renunciara a sus pensamientos y siguiera la voluntad de Dios. Una de sus enseñanzas fue “lo que Dios limpió, no lo llames tú común”.

『Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: […] Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. […] Cornelio, éste llamó a dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que le asistían; a los cuales envió a Jope, después de haberles contado todo. Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo.』Hch. 10:1-16

Si revisamos las reglas acerca de la comida del Antiguo Testamento, podemos ver que la ley de Moisés permitía comer solo los animales con pezuña hendida que rumian y los peces con aletas y escamas. Los animales como el buey o la oveja, que tienen pezuña hendida y rumian, eran considerados “limpios” y se podían comer. Pero los animales que no tienen pezuña hendida o no rumian, eran considerados como “inmundos” y no comestibles. Pedro también había guardado las leyes acerca de la comida del Antiguo Testamento. Por eso, cuando Dios le dijo que matara y comiera toda clase de animales, le dijo que nunca antes había comido algo inmundo o común y que nunca comería animales inmundos.

En ese momento, Dios le dio esta instrucción: “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común”. Aunque Dios limpió a los animales inmundos y le dijo a Pedro que los comiera, él trato de aferrarse a lo que había observado. Entonces fue reprendido nuevamente por Dios. “¿Por qué llamas inmundo a lo que Dios limpió? Si mi juicio es diferente del tuyo, ¿el juicio de quién piensas que debes seguir?” Dios le hizo esta pregunta repetidamente.

Sorprendido, Pedro despertó de su visión. Justo en ese momento, los hombres enviados por Cornelio llegaron a su casa y le dijeron a Pedro que Cornelio los había enviado para pedirle que fuera a verlo. Solo entonces Pedro comprendió la voluntad de Dios. Hasta ese momento iba en contra de la ley judía que los judíos se asociaran con los gentiles o que los visitaran, porque ellos comían comida inmunda. Pero Dios abolió la barrera entre los judíos y los gentiles, junto con la distinción entre la comida limpia e inmunda, y abrió la puerta de la predicación del evangelio a los gentiles.

Comprendiendo este hecho, Pedro recibió gustosamente la invitación de Cornelio de visitar su casa y bautizar a su familia y a él.

La salvación depende de Dios

La obra del evangelio de la iglesia primitiva fue cumplida por Dios mismo, y no por los excelentes apóstoles como Pedro y Pablo. Debemos comprender claramente de quién depende nuestra salvación y dar gloria y gracias a Dios Elohim.

『[…] porque han torcido su camino, de Jehová su Dios se han olvidado. Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones. He aquí nosotros venimos a ti, porque tú eres Jehová nuestro Dios. Ciertamente vanidad son los collados, y el bullicio sobre los montes; ciertamente en Jehová nuestro Dios está la salvación de Israel.』Jer. 3:21-23

Es Dios quien nos da la salvación. La salvación yace en las manos de Dios, y todo lo que Dios ha establecido es para nuestra salvación. La razón por la que Dios nos ha dado la Biblia, la palabra de Dios, también es porque quiere que seamos salvos.

『entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.』2 P. 1:20-21

¿Cómo puede un hombre llamar inmundo a lo que Dios limpió? En la Biblia, Dios enseña que existe Dios Madre para la salvación de los hijos de Dios. Dios estableció el nuevo pacto para salvar a sus hijos y les dijo que lo guardaran.

Sin olvidar la gracia de Dios, sigamos el camino al cielo con gratitud en nuestro corazón según la orientación de Dios. No importa con cuánta fuerza traten de insistir en la observancia del domingo, debemos recordar que nuestra salvación depende de Dios y poner primero la palabra de Dios en lugar de los pensamientos de Pedro y del pensamiento de un pastor o de un sacerdote. Ya que la salvación viene de Dios, no debemos renunciar a la palabra de Dios. Por eso, según la enseñanza de Dios, estamos guardando los mandamientos de Dios y predicando a Jerusalén nuestra Madre celestial.

Si Dios declara limpio algo, se convierte en alimento limpio, y si lo declara inmundo, se convierte en alimento inmundo. De la misma manera, si Dios señala un día, se convierte en un día importante para nosotros, y si considera un día poco importante, se convierte en un día sin importancia. Antes que Dios dijera: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo”, el séptimo día, sábado, no tenía nada que ver con nosotros.

Pero ya que Dios lo señaló como un día de adoración, se convirtió en un día santo para el pueblo de Dios que será salvo.

Lo mismo sucede con la pascua. Ya que la pascua tiene la promesa de Dios, es preciosa para nosotros. En los tiempos del Antiguo Testamento Dios hizo que su pueblo celebrara la pascua sacrificando corderos o machos cabríos, y en los tiempos del Nuevo Testamento lo declaró como el nuevo pacto y dijo a su pueblo que lo celebrara con pan y vino. Sin embargo, si algunos dijeran: “¿Por qué nos dicen que celebremos la pascua con pan y vino, y no con el sacrificio de los corderos y los machos cabríos? No podemos hacerlo”, ¿qué les diría Dios? “¿Por qué llaman inmundo a lo que Dios limpió?” Aunque no lo han hecho así hasta ahora, ya que Cristo dijo: “Yo reemplazo este pan y este vino por mi carne y mi sangre. Por lo tanto, el que come este pan y bebe este vino no morirá, sino que tendrá vida eterna”, esto se convierte en el mensaje de salvación desde el día que dio esta enseñanza.

La Biblia testifica la existencia de Dios Madre

A través de la Biblia, Dios explicó y mostró repetidamente que existe no solo Dios Padre, sino también Dios Madre.

『Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.』Gn. 1:26-27

El libro de Génesis fue escrito por Moisés, pero en realidad él escribió lo que recibió de Dios, cuando fue conmovido por el Espíritu Santo, y no sus propias opiniones. Si primero comprendemos esta característica de la Biblia y después la leemos, podemos ver que también debe de haber cierta voluntad de Dios cuando dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Si la Biblia dice que el varón y la mujer fueron creados a la imagen de Dios, muestra que Dios, el principal autor de la Biblia, aclara que existe no solo la imagen masculina de Dios, Dios Padre, sino también la imagen femenina de Dios, Dios Madre.

Si las personas consideran lo que Dios dijo como nada, ¿su voluntad perecerá? Nunca. Dios nos ha hecho saber que no solo existe Dios Padre sino también Dios Madre. No obstante, si las personas dicen que Dios Madre no existe, ¿puede ser verdad lo que dicen? Dios dice que nosotros no debemos llamar inmundo a lo que él limpió. Si Dios limpia algo, debemos considerarlo limpio y aceptarlo, en lugar de juzgar a Dios con nuestro conocimiento común. Esa es la manera de poder ser salvos.

Dios nos despierta a la existencia de Jerusalén nuestra Madre celestial, pero el diablo nuestro enemigo que calumnia la verdad, está cubriendo la gloria de Dios y miente diciendo que no existe Dios Madre.

『Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. […] Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.』2 Co. 4:2-6

En la primera venida de Jesús, hubo algunos que reconocieron a Jesús, pero también hubo quienes no reconocieron la existencia de Cristo y se opusieron a él, lo persiguieron y lo ridiculizaron. Pero la palabra de Dios nunca ha estado encubierta para los que serán salvos. El pueblo de Dios, que cree que la salvación depende de Dios y reconoce todas las palabras de Dios, no debe temer el reproche de los hombres o aterrorizarse por sus insultos, sino solo seguir la palabra de Dios. Ya que la Biblia dice: “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto”, prediquemos confiadamente a todas las naciones del mundo a Dios Padre y a Dios Madre que nos salvan.

Pedro comprendió algo grandioso cuando Dios le dijo: “¿Por qué llamas inmundo a lo que yo limpié?” En ese momento, pensó: “¿No habré llevado una vida de la fe, limitado a mis propios pensamientos? ¿Qué piensa Dios de esto?” Examinándose, se arrepintió de sus pecados. Entonces abandonó sus pensamientos y siguió inmediatamente la voluntad de Dios, y guió a Cornelio, un gentil, y a su familia al camino de la salvación. Nosotros también debemos seguir lo que Dios nos ha enseñado, como hijos de Dios, en lugar de tener una fe basada en el sentido común.

Resultados benditos producidos cuando predicamos la voz de la Madre

Ya que la salvación depende de Dios, cuando Dios dio la ley del antiguo pacto, los que lo guardaron fueron bendecidos, y ya que Dios ha dado la ley del nuevo pacto en Sion, los que anden en él son bendecidos (Mi. 4:1-2). Esta es una época de la profecía en que Dios Madre, la realidad del nuevo pacto, está guiando a sus hijos al camino de la salvación.

『Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. […] Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.』Gá. 4:26-31

La Biblia dice que solo los hijos de la mujer libre pueden heredar el reino de los cielos y que se convertirán en hijos de Dios, y que la Jerusalén de arriba es libre y que es nuestra Madre y que nosotros somos hijos de la mujer libre, nuestra Madre. Todos los 66 libros de la Biblia dan testimonio de Dios Madre.

Si queremos llevar mucho fruto, debemos seguir el paso de las profecías de la Biblia. Los que siguen las profecías pueden alcanzar buenos resultados. Ya que Dios está realizando la obra de la salvación como está profetizado, debemos predicar tanto como podamos a Jerusalén nuestra Madre celestial, que ha venido a esta tierra para nuestra salvación, y hacer que las personas conozcan rápidamente cuál es la voluntad y el deseo de la Madre para ellos.

En esta época, la Madre es la fuente de la fortaleza y el poder para reunir a los hijos de Dios en Sion. Los pollitos se reúnen cuando escuchan a sus madres. Nosotros solo somos los mensajeros de Dios que predican a los demás la voz de Dios. Por eso, no debemos pensar que hemos hecho algo por nosotros mismos. Cuando todo va bien, somos propensos a tomarnos todo el crédito y nos volvemos arrogantes; esto es lo que más le preocupa a Dios (Dt.8:10-20). Esto es porque si pensamos arrogantemente: “Yo lo hice”, no podemos recibir ni bendición ni salvación.

Eliminando toda la arrogancia de nuestro corazón, avancemos hacia el reino de los cielos, siguiendo la voluntad y los mandamientos de Dios. Si Dios llama limpio a algo, solo necesitamos seguirlo diciendo: “Amén”. Todo lo que Dios ha enseñado y reconocido es verdad. Sin olvidar que la salvación depende de Dios, sigamos a Dios por dondequiera que nos guíe hasta el final, para que todos alcancemos el eterno reino de los cielos.