La condición para completar el evangelio es la armonía entre el liderazgo y la fidelidad

10,553 visualizaciones

En cualquier grupo, ya sea una escuela, una empresa, una base militar, un equipo deportivo o una oficina pública, hay una palabra que se menciona con frecuencia cuando sucede algo bueno o malo. Se trata del “liderazgo”. “Fracasaron debido a la falta de liderazgo”. “Superaron el obstáculo con un extraordinario liderazgo”.

Los libros sobre liderazgo siempre son los más vendidos en las librerías. Personas de todos los campos, desde directores ejecutivos hasta estudiantes jóvenes, se reúnen para los programas educativos de liderazgo. El liderazgo es la capacidad esencial y necesaria para los líderes que guían grupos grandes o pequeños.

Entonces, ¿es posible liderar exitosamente un grupo solo con un buen liderazgo?

El buen liderazgo y el mal liderazgo

Cuando un rey daba una orden, sus servidores y el pueblo se inclinaban y lo servían. Cuando un amo daba una orden, sus siervos lo obedecían en lo que fuera. En el sistema feudal, en el cual había una marcada disparidad entre el gobernante y los gobernados, no se necesitaba liderazgo. Si las personas no seguían las órdenes de un hombre de autoridad, este podía obligarlos a obedecerlo y castigarlos por medio de la ley.

Pero en la sociedad moderna es diferente. Ahora la mayoría de las personas trabajan por su propia voluntad y no por la fuerza o la opresión, y tienen libertad para rechazar cualquier cosa que no se ajuste a sus creencias. Es por esta razón que se empezó a requerir líderes con la capacidad de guiar a miembros con diferentes formas de pensar e ideas, para completar las tareas. A esta capacidad se le denomina liderazgo.

La definición de liderazgo en el diccionario es la capacidad de dirigir a un grupo de personas o una organización. El liderazgo excepcional alienta a los miembros a completar la meta o misión, y los líderes exitosos a menudo reciben riqueza y fama.

Sin embargo, no todos tienen un buen liderazgo. Algunas personas tienen un liderazgo equivocado que causa una mala influencia en los miembros y conduce a todo el grupo a un descenso. Un ejemplo típico es confundir el liderazgo como la “capacidad de gobernar a los miembros con una personalidad fuerte y hacer que los miembros acepten su insistencia por cualquier medio”. Las personas con esta clase de liderazgo piensan que los líderes existen únicamente para tomar decisiones y dar órdenes, y que no toman en cuenta la opinión de los demás. Ellos no solo se comportan como si fueran justos, sino que controlan y administran excesivamente a los miembros. El problema surge cuando un líder intenta empaquetar su propia justicia y obstinación con el pretexto del liderazgo.

Según una encuesta, el 77 % de los trabajadores respondieron haber considerado renunciar a sus empleos por causa de conflictos con sus jefes. Sus respuestas tales como: “No quiero ir a trabajar debido a mi obstinado jefe”, o: “No me gusta mi trabajo porque mi jefe no me comprende”, muestran cuánto puede influir el liderazgo en los miembros.

Algunos podrían preguntar: “No importa qué clase de liderazgo tenga el líder, ¿acaso no es el resultado lo que importa?” Sin embargo, aunque el resultado sea muy bueno, si los miembros resultaron heridos y perdieron la voluntad de trabajar, solo se trata de gloria con cicatrices. Vivimos en la época en la que el éxito no está garantizado, aunque todos los miembros estén unidos; por eso, si los miembros no se hacen uno, su futuro es evidente.

La fidelidad es tan importante como el liderazgo

El liderazgo definitivamente es importante, pero no podemos trabajar solo con liderazgo. La mayoría de los grupos tienen muchos más seguidores que líderes.

Así como un líder necesita liderazgo, un seguidor necesita cierta mentalidad como seguidor, que es la fidelidad. La palabra “follower” (seguidor) en inglés, que significa alguien que sigue, deriva de la antigua palabra germana “follazionhan”, que significa “ayudar, apoyar y contribuir”. Por lo tanto, la fidelidad puede interpretarse como la “habilidad para ayudar al líder y contribuir a la tarea encomendada”. En otras palabras, esto indica “el espíritu de alguien que sigue” o “el poder de seguir voluntariamente”.

Así como el liderazgo tiene una gran influencia en el éxito de un grupo, la fidelidad también es un factor clave para el éxito. El Dr. Rober E. Kelley, profesor de liderazgo, indica que los líderes contribuyen un 20 % al éxito de una organización, mientras que el 80 % restante es logrado por los seguidores. Tal como él afirma, los seguidores desempeñan un rol muy importante. Aunque un líder intente guiar a los seguidores con gran liderazgo, si estos se niegan a seguir al líder o levantan objeciones todo el tiempo, será difícil alcanzar la meta. Y si todos estos seguidores intentan juzgar y tomar una decisión como un líder, las cosas no marcharán apropiadamente. Entonces esa organización se dividirá al final.

De hecho, estos casos no son pocos, ya que expresar los pensamientos de uno sin restricciones se considera una virtud en estos días. Muchos de los seguidores intentan insistir en sus opiniones o decidir todo por sí mismos. Esto con frecuencia ocasiona conflictos entre el líder y los seguidores o entre los seguidores. Muchas personas intentan juzgar o tomar una decisión sobre un asunto importante sin discutirlo en absoluto con sus líderes, o exceden el límite, entrometiéndose en los asuntos de la gente. Por el contrario, se escuchan numerosas quejas de que son muy pocos quienes toman la responsabilidad.

Trabajar de manera autodirigida merece una felicitación, ¿pero qué sucederá si todos insisten en su propia opinión? Demasiados cocineros estropean el caldo. Sin olvidar que una comunidad no es para una “sola” persona sino para muchas personas “juntas”, los seguidores deben actuar consecuentemente, comprendiendo su postura y posición claramente. Aunque las cosas marchen de manera diferente, los seguidores necesitan ser capaces de ampliar su mirada y seguir voluntariamente al líder en vez de oponerse a él.

Un buen seguidor se convierte en un buen líder

Los líderes y los seguidores se complementan y no pueden estar separados aunque sus roles sean diferentes. Sin importar lo grande que sea un líder, no puede hacerlo todo solo. Para que un líder guíe un grupo exitosamente, el apoyo y la contribución de los seguidores son absolutamente necesarios. Lo que un líder necesita a fin de obtener el apoyo de los seguidores es “humildad” y “escuchar”. Si un líder piensa que puede ordenar e instruir todo lo que quiere solo porque es un líder, está teniendo una visión realmente errónea. Una de las razones principales por las que muchos líderes experimentan discordia con los seguidores es que su relación con ellos se llegó a romper porque dieron una orden o una instrucción unilateral, descuidando la opinión de los seguidores.

A nadie le gustaría un líder que dé una instrucción unilateral de manera prepotente. Cuando el líder desciende al nivel de los seguidores, se comunica con ellos y trabaja junto con ellos en armonía, el resultado llega a ser bueno; el líder y los seguidores pueden lograr el verdadero éxito donde todos pueden tener la sensación de logro. Entre muchas teorías sobre liderazgo, está el liderazgo de servicio, el liderazgo de compañerismo y el liderazgo de comunicación que abrazan a los miembros con una actitud cariñosa y una mente abierta. Estos tipos de liderazgo llaman la atención de la gente en estos días y tienen enormes repercusiones en los líderes que guían organizaciones grandes y pequeñas.

En realidad, si un líder cambia su manera de hablar aunque sea poco, su relación con los seguidores mejorará. En vez de decir: “Apresúrate y termina eso”, sería mejor decir: “¿Podrías terminarlo lo más pronto posible, por favor?”; y en vez de decir: “Verás lo que sucede si cometes un error”, sería mejor decir: “Este proyecto es muy importante, por favor presta un poco más de atención”. Cuando el líder explica el propósito y el antecedente del trabajo detalladamente, en vez de solo dar una orden, los seguidores también trabajarán con más voluntad y atención, sin resistirse ni distraerse.

Las actitudes de la humildad y de saber escuchar son importantes también para los seguidores. Si ellos siguen, confiando en la experiencia, conocimiento y decisiones del líder, este también podrá confiarles el trabajo sin preocupaciones, y los seguidores podrán trabajar con una mentalidad positiva. Aunque el líder tenga puntos negativos, los seguidores no deben tratar de exponerlos ni de culpar al líder, sino reconocerlos como son y procurar compensarlos; entonces formarán una firme confianza mutua y tendrán menos discordias.

Con respecto al asunto anterior, los seguidores no deben adoptar una actitud hostil ni murmurar. Algunas personas trabajan para humillar a su líder o a sus colegas. No es difícil encontrar personas acostumbradas a levantar objeciones a las opiniones de su líder o colegas, o a oponerse sin sugerir alternativas. Puede ser un esfuerzo para hacer un mejor trabajo, pero su actitud puede herir los sentimientos de los demás, y hay una alta posibilidad de que todo el grupo caiga en la depresión. Aunque el líder sugiera un buen plan, si los seguidores cierran su corazón y oídos, pensando: “Espero que deje de molestarme. Puedo hacerlo por mi cuenta”, entonces generalmente tendrán problemas incluso antes de comenzar el trabajo.

Lo importante aquí es la mentalidad de pensar “cómo”, y no “por qué”. En lugar de tener una visión negativa: “¿Por qué yo? ¿Por qué tiene que pedirme hacer esto?” “¿Por qué tengo que hacer así?”, debemos trabajar con la actitud positiva: “¿Cómo puedo manejar esto más eficazmente?” “¿Cómo hacerlo de la manera más apropiada?” Entonces podrá obtener un resultado positivo.

Un filósofo de la antigüedad dijo: “El que no puede ser un buen seguidor, no puede ser un buen líder”. Por consiguiente, es difícil ser buenos líderes para aquellos que no están calificados como seguidores. Los líderes con un liderazgo sobresaliente no eran líderes desde el principio. La mayoría de las personas comienzan desde una posición baja y llegan a ser líderes al final en reconocimiento a su capacidad. Una gran fidelidad sirve como base para un excelente liderazgo, y un seguidor fiel llega a ser un gran líder que entiende a los seguidores y conduce su organización sabiamente. La fidelidad y el liderazgo no están separados, sino que son como las dos caras de una moneda.

Jesucristo, el modelo de liderazgo y fidelidad

Jesucristo vino a esta tierra para guiar a la humanidad al reino de los cielos. Él vino como un líder que conduce a la humanidad a la salvación y al mismo tiempo cumple plenamente la palabra de Dios.

“No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” Lc. 5:32

“el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.” Gá. 1:4-5

Jesús gustosamente aceptó el dolor insoportable para cumplir la voluntad de la salvación planeada. Sabía la intensidad del dolor que iba a sufrir; fue por eso que oró antes de ser crucificado: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa”. Sin embargo, cumplió su deber por completo como un seguidor, y dijo: “Pero no sea como yo quiero, sino como tú”, permaneciendo firme como el líder que logró la salvación de la humanidad.

Los elohistas que creen en Dios Elohim y predican el evangelio del nuevo pacto, son seguidores de Dios Elohim, y también líderes del evangelio que enseñan y guían a muchas almas. La primera virtud requerida para los elohistas es la “obediencia”, de la cual Jesús dio ejemplo.

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, […] se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, […] toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Fil. 2:5-11

Los antepasados de la fe cuyos nombres resplandecen en los escritos de la Biblia, también fueron grandes seguidores y líderes. Cuando Abraham recibió la orden de Dios de sacrificar a su único hijo Isaac, no cuestionó a Dios sino que lo obedeció y más tarde obtuvo títulos gloriosos como “fuente de la bendición” y “antepasado de la fe”. Los apóstoles, como Pablo y Pedro, que vivieron plenamente como seguidores de Dios, siguiendo los ejemplos de Cristo, recibieron la bendición de guiar a la salvación a tres mil y cinco mil personas en un día, como líderes del evangelio.

Los santos que son salvos en esta época son “los que siguen al Cordero por dondequiera que va” (Ap. 14:1-4). La fidelidad espiritual —obedecer las enseñanzas de Dios absolutamente— se manifiesta como un brillante liderazgo que dirige muchas almas a la salvación. A veces una enseñanza de Dios puede ser diferente de nuestros pensamientos. Sin embargo, si creemos firmemente que es la voluntad de Dios para hacernos bien a la postre (Dt. 8:16), y la seguimos con todas nuestras fuerzas, permaneceremos firmes como líderes que cumplan la misión mundial con un solo corazón junto con Dios.