Al principio de cada año, la gente hace varios planes que realizarán durante un año. Sin embargo, hasta que el plan se lleve a cabo con éxito, hay muchas crisis. Aunque fácilmente tomen una decisión, es difícil ponerla en práctica y es más difícil continuarla, a pesar de haberla practicado una vez.
Por eso los expertos dicen que la perseverancia que no se rinde y la práctica repetida es la primera prioridad para lograr la meta. Con el fin de cumplir lo que queremos, sin importar qué cosa sea, necesitamos un “poder incesante” para convertir lo común en excepcional y el fracaso en éxito.
Esfuerzo más que talento
No hay nadie que trace una meta y establezca un plan queriendo fracasar desde el principio. Entonces, ¿por qué algunos logran lo que quieren y otros no? Comúnmente se dice que los que tienen un talento diferente a los demás y el gen prominente, pueden tener éxito, pero el punto de vista de los expertos es diferente.
De acuerdo a lo que dijo un famoso experto en liderazgo, la práctica constante más que la propia inspiración innata tiene un profundo efecto en el éxito. Los grandes compositores como Beethoven, Wagner, Mozart y Bach, recibieron la inspiración mientras se sumergían en su composición, y no solo por estar inspirados. Ellos nunca desperdiciaron su tiempo esperando recibir la inspiración. La actitud de los que tuvieron éxito en sus campos es la misma.
“La gente dice que yo nací con un talento natural. Sin embargo, hay algo que ellos no saben: practico al menos cien veces para hacer reír una vez a las personas”.
Esto es lo que dijo Charles Chaplin, el famoso actor cómico. A pesar de recibir ovaciones del público como un actor genial con sentido artístico, haciendo que el mundo riera y llorara por su personaje único en numerosas películas, en realidad leía cada guión repetidas veces hasta que este se desgastara, para poder desempeñar una actuación perfecta.
Pablo Picasso, que es famoso por ser un “pintor genial”, también siguió practicando sin dejar el lápiz y el pincel durante su vida. Cuando era niño, a menudo iba a una galería de arte y estudiaba las pinturas de artistas famosos. Estaba tan inspirado por la famosa pintura de Manet, “Le Déjeuner sur l’Herbe” (el picnic en la hierba), que pintó 140 obras. A pesar de su avanzada edad, trabajó tan activamente que dejó más de 20 mil pinturas hasta los 92 años de edad.
A pesar de tener un talento sobresaliente, si no hubiera practicado para hacer realidad la capacidad, el genio habría llegado a ser sepultado en la vida común. La mayor diferencia entre un genio y una persona común y corriente, es la práctica incesante. Aunque una persona no tenga ningún talento especial, si practica repetidamente, es capaz de superar su limitación.
El milagro de los 15 centímetros
La razón de que el 99% de las personas sigan siendo comunes, se debe a que no repiten la acción hasta llegar a la etapa que quieren. Con el fin de continuar con sus esfuerzos y prácticas para su objetivo, una prioridad para establecer grandes planes, es hacer planes concretos que puedan ponerse en práctica inmediatamente en su vida diaria. Si establece un objetivo que cumplirá en un año, es necesario hacer planes para un mes, una semana y un día, y ponerlos en práctica uno tras otro. De lo contrario, si ocurre algo inesperado, es probable que olvide los planes y objetivos, prestando atención a esto.
El 18 de julio de 1989, Mark Wellman, de 29 años, escaló El Capitán en California, EE. UU., conmoviendo hasta las lágrimas a todos los estadounidenses. Aunque tenía paralizada la mitad inferior de su cuerpo, escaló los mil metros de la superficie rocosa solo con sus dos brazos. Levantó su cuerpo 15 centímetros a la vez, y llegó a la cumbre en nueve días después de aferrarse a la cuerda.
¿Qué habría sucedido si él hubiera trazado su meta vagamente desde el principio? Ante la gran presión de escalar esa altura, podría haberse rendido rápido. Sin embargo, para la gran meta de escalar los mil metros, estableció la posible primera meta y avanzó poco a poco, y finalmente pudo conquistar la cumbre. Este fue un milagro de 15 centímetros.
Usted podría sufrir un fracaso. Lo importante es desde ese momento. Si abandona el trabajo y se retira después de un fracaso, se alejará del éxito para siempre. Sin embargo, si supera el fracaso, puede dar un paso más adelante. No debe sentirse consternado ante el fracaso o darse por vencido, sino rescatar lecciones del fracaso y remediar sus deficiencias para desafiar nuevamente. Entonces habrá una mayor probabilidad de lograr lo que aspiraba.
Samuel Beckett, un novelista irlandés que fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura, dijo: “Has intentado. Has fracasado. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”. Él resaltó que aunque uno fracase varias veces mientras pone en práctica el plan, quedará alguna salida visible e invisible. Si constantemente continúa una resolución efímera, continuará por 365 días. Cuando avanzamos con la mentalidad de que vamos a hacer hoy mejor que ayer, y mañana mejor que hoy, subiremos a la cumbre que queramos.
La fuerza motriz que nos hace avanzar constantemente hacia la meta es el entusiasmo. El entusiasmo es como una palanca que levanta nuestra limitación. Una vez que probamos la frustración, llegamos a perder el deseo y queremos darnos por vencidos. Sin embargo, cuando queremos renunciar, debemos pensar otra vez sobre lo importante y valioso que es el objetivo para nosotros. Si no lo deseamos, ni siquiera empezaríamos desde el principio. Si imaginamos la alegría que saborearemos después de lograrlo, nuevamente tendremos la fuerza para el desafío.
No fue solo a través de un pequeño objetivo que Mark Wellman logró escalar la superficie rocosa. Después del accidente de alpinismo de 1982, empezó el entrenamiento de rehabilitación y pasó varios años fortaleciendo el poder muscular de la parte superior de su cuerpo, ya que no podía mover la parte inferior del cuerpo. Aunque el dolor lo acompañaba, no dejaba de entrenar porque tenía el serio objetivo de escalar El Capitán.
No hay principio que sea tarde
Una de las razones por las que no ponemos en práctica a pesar de desearlo, es el pensamiento: “¿No es demasiado tarde?” Aunque estén de acuerdo con que “la edad es solo un número”, la mayoría de las personas dudan y se preocupan por el número. Es debido a la frustración que está delante de la voluntad de hacer algo, cuando se comparan con otros que tuvieron éxito a la misma edad o situación.
Así como el tiempo de florecer es diferente en cada temporada, el tiempo para cumplir con nuestras metas también es diferente. Tenemos a la forsitia que florece en primavera y la flor de camelia que florece en invierno. El punto de la floración es cómo florece maravillosamente, y no cuándo florece. Si tenemos algo que cumplir, no debemos compararnos con los demás, sino avanzar hacia el objetivo paso a paso con convicción. Además, debemos olvidar nuestro pasado para el nuevo comienzo. Hayamos tenido éxito o fracasado en el pasado, lo que importa es lo que estamos haciendo ahora para el futuro.
El Coronel Sanders, fundador de la corporación mundial de comida rápida KFC, tenía 65 años cuando comenzó las franquicias de pollo. A pesar de haber experimentado el fracaso varias veces, no se apegó a su pasado sino que intentó algo nuevo. Haciendo uso de su experiencia en la administración de restaurantes, completó su propio pollo frito especial. Desde entonces, visitó mil restaurantes durante dos años para buscar inversionistas, pero ningún restaurante quiso ser una franquicia. El año en que cumplió 68 años, el restaurante que visitó por 1.009na. vez aceptó finalmente su oferta. Después de eso, Sanders se convirtió en leyenda por su éxito en el mundo de las franquicias de pollo con 13.000 sucursales en 80 países de todo el mundo.
¿Qué habría sucedido si Sanders solo hubiera concebido la idea de las franquicias de pollo que había resuelto a los 65 años? ¿Y qué tal si solo se hubiera preocupado, pensando que era demasiado tarde? Habría terminado sus días llevando una vida ordinaria como un hombre desconocido. Sin embargo, corrió hacia su objetivo incluso a una edad mayor a 60 años, y pudo observar cómo las franquicias que había construido crecieron durante 30 años.
Se dice que no importa lo tarde que sea el inicio, en realidad no es tarde, y no importa lo temprano que se arrepienta, no es temprano. Si tenemos el entusiasmo de cumplir con nuestro objetivo, no hay comienzo tardío en el mundo, y sin falta los sueños se hacen realidad.
Práctica para alcanzar el reino de los cielos
“[…] ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, […] Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.” 2 P. 3:11-13
El cielo nuevo y la tierra nueva que anhelamos y el reino de los cielos, son el lugar donde viven los ángeles. Al ver a una persona de buen corazón, solemos decir que es como un ángel. Del mismo modo, los ángeles tienen una naturaleza hermosa como la humildad, el amor, la bondad, etc., porque se parecen a Dios. Para que los pecadores que cometieron graves pecados en el cielo que merecen la muerte, y vinieron a la tierra con manchas y defectos, entren en el reino de los cielos con una naturaleza absolutamente perfecta, tienen que volver a nacer.
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Jn. 3:3
Nosotros, que éramos incompletos al principio, tenemos una naturaleza pecaminosa como la arrogancia, los celos, la envidia, la persistencia, la terquedad y el odio. No hay nadie que no quiera cambiar esa naturaleza. Sin embargo, la naturaleza no se puede cambiar como cambiar una bombilla. Es difícil cambiar un hábito, aunque sea trivial. De igual manera, no se puede cambiar con uno o dos intentos la naturaleza que se ha formado durante toda una vida. Además, los que son estrictos con los demás tienden a ser complacientes consigo mismos. Aunque haya algo malo, si es su propio trabajo, es probable que lo ignoren o que razonen diciendo: “Esa es mi manera”, o que se den por vencidos.
Del mismo modo que pulimos nuestras habilidades o conocimientos que son necesarios para nuestra vida, también debemos practicar para la naturaleza perfecta. Aunque es difícil cambiar inmediatamente, si establecemos nuestro destino hacia el reino de los cielos y deseamos con ansiedad conseguirlo, debemos cambiar sin importar lo trivial que sea y prepararnos para entrar en el reino de los cielos.
“[…] Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.” 1 Ti. 4:7-8
El árbol de bambú chino, que es considerado el mejor entre los bambúes, da brotes tiernos y muy pequeños como el tamaño de una uña durante cinco años, a pesar de recibir suficiente luz solar y lluvia. Pero cinco años después, crece 80 centímetros al día y finalmente crece hasta 30 metros de largo. El brote repentino es gracias a la nutrición acumulada en sus raíces durante cinco años.
En la vida de la fe, nosotros somos como este bambú. Las palabras de agua viva de Dios y la Lección de la Madre, penetran en lo profundo de nuestro corazón sin que nos demos cuenta, y nos hacen crecer. Por lo tanto, aunque sea una pequeña cantidad, si practicamos constantemente para renacer, algún día alumbraremos la luz sin falta.
Aún no es tarde. Aunque nos sintamos frustrados por cometer muchos errores en lugar de producir resultados visibles, si practicamos sin parar, pensando en hacerlo hoy mejor que ayer, y mañana mejor que hoy, nos encontraremos siendo transformados en un nuevo ser en algún momento. Mirando a nuestro Padre y a nuestra Madre celestiales que siempre nos ayudan en el proceso de ser pulidos como seres perfectos, avancemos a nuestra patria celestial. Allí nos está esperando la gloriosa corona celestial.
“Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.” 1 Co. 9:25