Hace unos años, visité las Iglesias de Dios en Europa, donde pude conocer a muchos hermanos y hermanas que trabajaban duro para el evangelio con una gran pasión de día y de noche, siguiendo la voluntad de Dios. De ellos pude obtener mucho entendimiento conmovedor.
Si resumo mis impresiones en Europa, era un lugar de tinieblas donde la luz de la verdad aún no había resplandecido totalmente. Ya que estaba en profundas tinieblas, la verdad de la Biblia se contaminó y pervirtió. Sin embargo, la gente no la reconoció. Docenas de esculturas estaban puestas alrededor de una iglesia grande y antigua, y la verdad de la salvación no podía encontrarse. Pero a la gente no le importaba, y vivían muy alejados de Dios.
Ya que Dios Elohim había venido a esta tierra, no debería existir ningún lugar como ese. Dios nos ha llamado“la luz del mundo”, por eso debemos alumbrar la luz de la gloria de Dios en el mundo entero; si vamos a Samaria y hasta lo último de la tierra, siguiendo el mandamiento del Padre y la Madre, el evangelio será predicado rápidamente a todas las naciones, y no solo Europa sino todo el mundo resplandecerá con la gloria de Dios. Ahora, pensemos en qué actitud debemos tener para llegar a ser la sal y la luz del mundo.
Permítanme compartir con ustedes una historia divertida, que escuché de un hermano durante una reunión después del culto del tercer día en Francia. La historia satirizaba al pueblo francés, en especial a los del sur de Francia, que tienen la reputación de ser gente de actitud relajada con respecto al tiempo. Ya que Francia ha desarrollado bien su sistema de bienestar social, la mayoría de las personas tienden a no querer trabajar. Esta historia humorística retrata este aspecto social de Francia.
Había unos hermanos holgazanes en el sur de Francia. Un día, una lámpara eléctrica de su casa se apagó, y necesitaban cambiar la bombilla que colgaba del techo. El hermano mayor, a quien no le provocaba trabajar, dijo a su hermano menor que cambiara la bombilla, pero este no se movía, diciendo:“Tú eres más alto que yo. ¿Por qué no la cambias tú en vez de decirme a mí?” Dado que eran tan holgazanes, solo siguieron diciéndose el uno al otro que cambiara la bombilla, pero ninguno de ellos quería hacerlo. Pero como la habitación se estaba oscureciendo, no les convenía quedarse sin luz. Finalmente, acordaron cambiar la bombilla juntos.
El hermano mayor cargó a su hermano menor en sus hombros, para que pudiera cambiar la bombilla que colgaba del techo. Todo lo que el hermano menor debía hacer era dar vueltas a la bombilla, retirarla y cambiarla por una nueva, a fin de tener luz de nuevo. El hermano mayor esperaba que su hermano desenroscara la bombilla y la cambiara, pero extrañamente, no escuchaba ningún sonido. Entonces el hermano mayor, que sostenía a su hermano sobre sus hombros con todas sus fuerzas, pasó el límite de su paciencia y le dijo que se diera prisa. Entonces escuchó el murmullo de su hermano. “¿Por qué no te das vueltas, en vez de decirme que yo desenrosque la bombilla?”
Esta historia no solo satiriza al ocioso pueblo del sur de Francia, sino que también nos ayuda a reflexionar sobre cómo estamos actuando en esta época. Al llevar a cabo la misión que Dios nos ha encomendado, si eludimos nuestras obligaciones y las pasamos a otros, entonces somos como los hermanos holgazanes que solo se decían el uno al otro:“Hazlo tú”“No, hazlo tú”. Aunque Dios nos ha dado todo, si no nos esforzamos y solo holgazaneamos, terminaremos siendo como el hermano que dijo:“¿Por qué no te das vueltas, en vez de decirme que yo desenrosque la bombilla?”
Se nos ha confiado la misión de ser la sal y la luz del mundo. Esta misión debe ser cumplida por todos nosotros, y no solo por los que son mayores espiritualmente, o solo por los que son espiritualmente menores. El Padre y la Madre nos han dado la bombilla y han preparado todo para nosotros, y todo lo que necesitamos es desenroscar la bombilla. Sin embargo, si solo esperamos que alguien más lo haga, esto retrasará la misión mundial, y perderemos las bendiciones preparadas para nosotros. Debemos grabar esto en el corazón.
El mundo está esperando que alguien predique la palabra de Dios. El pueblo de Sion ha recibido la misión de ir a la gente de todo el mundo y decirles cuál es la falsedad y cuál la verdad. Dios nos ha enseñado qué clase de misión tenemos que hacer mientras vivamos en este mundo, como sigue:
『No seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz』 Ef. 5:7-8
『Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo […]. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.』Mt. 5:13-16
Dios nos llama la luz del mundo y también la sal de la tierra. Pensemos en el rol de la luz y la sal. El rol de la luz es expulsar las tinieblas y ayudar a la gente a reconocer correctamente lo que está escondido en la oscuridad; y el rol de la sal es prevenir la putrefacción y purificar la suciedad. Espiritualmente, debemos llevar a cabo esa misma misión, para poder ser dignos de ser los que han recibido la misión de la sal y la luz.
A fin de llevar a cabo fielmente esta misión, primero debemos enseñar a la gente a discernir la verdad de la falsedad. En medio de la oscuridad, no podemos ver nada; aunque todas las cosas estén de cabeza o sucias, no podemos darnos cuenta. Por tanto, los que hemos recibido de nuestro Padre y nuestra Madre celestiales la misión de ser la luz, debemos ir y alumbrar la luz de la verdad en todo lugar oscuro. Si alumbramos la luz en las tinieblas, todo lo malo y torcido será reconocido y corregido.
Como el pueblo de Sion va a las tierras desiertas del evangelio y alumbra la luz de la verdad, muchas almas son conmovidas por la verdad y vienen a la salvación. Ya que la luz de la palabra de Dios escrita en los 66 libros de la Biblia se alumbra brillantemente en los corazones de las personas que viven alejadas de la palabra de Dios, ellos llegan a darse cuenta de lo que es incorrecto y distorsionado, y reciben el evangelio.
Ellos aún están sedientos y hambrientos de la palabra de Dios. Por eso encuentran gran placer en estudiar la palabra de Dios, que es el alimento espiritual y el agua de la vida, pidiendo constantemente a los misioneros de Corea que les enseñen mucho más acerca de la verdad de la Biblia. Cuando escucho estas buenas noticias de los miembros del extranjero, o los veo personalmente, me angustio por ir rápido a los lugares oscuros y llevar a cabo la misión de la sal y la luz, para corregir lo malo y purificar las impurezas. Como hijos de Dios, que son la luz, debemos decirles claramente qué es incorrecto y qué quiere Dios que haga su pueblo. Entonces muchas personas comprenderán la voluntad de Dios y correrán a Sion.
『Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara? Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla? Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire.』 1 Co. 14:7-9
Cuando predicamos la palabra de Dios, debemos hacer que la trompeta del evangelio emita un sonido claro, y no un sonido ambiguo y confuso como el sonido de una flauta o una cítara. Si nuestro mensaje del evangelio no es claro, y los que lo escuchan no pueden entender lo que decimos (si transmitimos que deben guardar el día de reposo o que no tienen que guardarlo, o que deben guardar el día de reposo el sábado o el domingo), entonces vagarán en las tinieblas. Los que han recibido la misión de la sal y la luz, deben enseñarles a discernir las cosas espirituales. Para esto, debemos llevar con nosotros la perfecta palabra de Dios, y expulsar las tinieblas con la luz de la palabra de Dios.
『Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.』 2 Co. 11:13-15
La Biblia nos dice que aparecerán los ministros de Satanás, disfrazados de apóstoles de Cristo. En las profundas tinieblas espirituales, todos los que digan“Señor, Señor”, podrían ser reconocidos como los que creen en Dios. Sin embargo, si la brillante luz de la verdad es alumbrada en las tinieblas, la gente podrá discernir si son verdaderos o falsos profetas, es decir, si su fe es verdadera o vana.
No importa qué tan inteligentemente se disfracen los siervos de Satanás como ángeles de luz, como ministros de justicia, pues siempre harán la obra del diablo. Satanás ha creado la ley de muerte a fin de engañar al mundo entero y guiar a todas las personas a la muerte, mientras que Dios ha creado la ley de vida para guiar a todas las personas del mundo al arrepentimiento y al reino de los cielos. Por eso, los ministros de Satanás continuarán esforzándose de todas las maneras posibles por difundir la ley de Satanás, mientras los ministros de Dios harán constantes esfuerzos por predicar la ley de Dios. Como obreros de Dios, debemos decir claramente a la gente cuál es la ley de vida y cuál es la ley de muerte.
『Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.』 Dn. 7:25
Satanás, que se opone a Dios, ha quebrantado a los santos que creen en Dios y lo reverencian, y ha cambiado la ley de Dios reemplazándola con su propia ley. Dios reprende severamente a los que olvidan su ley y siguen la ley de Satanás.
『Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.』 Gá. 1:6-10
『Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.』 Mr. 7:6-9
Tal parece que los ministros de Satanás creen en Dios como si fueran ministros de Dios. Sin embargo, si la luz de Dios resplandece sobre ellos, se podrá distinguir clara y fácilmente entre ambos grupos. Como Dios ha alumbrado su luz en las tinieblas, se revela que los que dicen creer en Dios, en realidad están siguiendo la ley de Satanás, y no la ley de Dios, honrando a Dios de labios. La Biblia describe lo que ellos siguen, como“un evangelio diferente”, o“mandamientos de hombres”.
『Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.』 Ap. 12:7-9
Satanás y sus ángeles, que fueron arrojados a la tierra, han escondido por completo la luz de la verdad, y han engañado sagazmente a la gente, y así el mundo ha olvidado la ley de Dios sin sentirse culpables, y están siguiendo la ley de Satanás, que es un astuto cambio (Ap. 13:1-8). Pero como la luz de la gloria de Dios ha resplandecido en las tinieblas, se ha descubierto que la gran Babilonia, que se creía era el templo de Dios, en realidad es una habitación de demonios. Dios dice a su pueblo escogido que salgan de ella sin dudar, para que no sean partícipes de sus pecados, ni reciban parte de sus plagas (Ap. 18:1-5).
La ley de la verdad, que Dios ha establecido, sirve como la luz que expone la identidad de los ministros de Satanás y prueba que somos hijos de Dios. Dios llama“hijos míos” a los que guardan su ley.
『Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.』 Ap. 12:17
『Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.』 Ap. 14:12
Aquellos a quienes se opone Satanás son los que guardan los manda-mientos de Dios. Todas las personas del mundo llegan a seguir la ley de Satanás si no siguen la ley de Dios. No obstante, los hijos de Dios guardan fielmente lo que él les ha mandado, esto es, su ley, y la predican. Dios nos ha mandado que demos una advertencia a todas las personas, en su lugar. Debemos alumbrar brillantemente la luz del evangelio a todas las naciones del mundo. ¿Cómo oirán sin haber quién les predique? ¿Y cómo distinguirán la verdad de la falsedad y tendrán una fe verdadera sin oír? (Ro. 10:14-15).
『Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud […]. Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte […]. Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará. […] al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad.』 Is. 33:20-24
En Sion, donde se celebra las fiestas solemnes, Dios ha proclamado el nuevo pacto, la ley de Dios, y ha concedido la gracia del perdón de pecados sobre los que moran allí. “Acuérdate del día de reposo para santificarlo” (Éx. 20:8). Esta es una ley dada por Dios.“Celebraré la pascua” (Mt. 26:18). Diciendo esto, Jesús nos mandó:“Haced esto en memoria de mí” (Lc. 22:19-20). Esta es también una ley dada por Dios. Sin embargo, los falsos profetas niegan completamente estas leyes de Dios, y se oponen al pueblo de Dios que guarda sus leyes. En el libro de Apocalipsis, ¿quién se opone a los que guardan los mandamientos de Dios? La Biblia expone claramente la identidad de los falsos profetas.
Los que siguen la ley de Satanás, no la ley de Dios, jamás pueden conocer a Dios. Los que guardan el día de reposo, pueden encontrar a través de este día a Dios Elohim, el Creador que hizo todas las cosas y reposó el día séptimo. Pero los que guardan mandamientos de hombres no pueden encontrar a Dios. Los que guardan la pascua del nuevo pacto pueden encontrar a Dios el Redentor, pero los que ignoran el nuevo pacto no pueden llegar a la gracia de la redención que Dios da a través de la pascua. Esto es porque Dios consagra a su pueblo a través de su ley.
Hemos recibido a Dios Elohim en Sion, y guardamos la ley del nuevo pacto, la ley de Dios, que él ha declarado en Sion. Por eso, necesitamos estar orgullosos del hecho de estar bajo la ley declarada por Dios, y testificar este hecho dondequiera que vayamos.
Nuestro Padre y nuestra Madre celestiales, la Luz verdadera, han resplandecido la luz de la verdad sobre nosotros, por la cual podemos reconocerlo todo, y nos han guiado al camino de la vida. Ahora, como hijos de la luz, iremos y alumbraremos la luz de la verdad en todo lugar oscuro. Los que aún no han escuchado la verdad, siguen en tinieblas. Por eso debemos ir hacia ellos, dondequiera que estén, y alumbrarles la luz de la verdad. Diez velas pueden producir más luz que una sola, y cien velas pueden producir una luz más brillante que diez. Igualmente, cuando todo el pueblo de Sion alce la lámpara de la verdad y brille en todo lugar del mundo, todos nuestros hermanos perdidos del cielo reconocerán la verdad y regresarán a los brazos de Dios.
Alumbrar la luz de la verdad sobre los que aún están en tinieblas y no pueden discernir nada, para que puedan distinguir la verdad de la falsedad, y purificar todo lo contaminado y corrompido, es la voluntad de nuestro Padre y nuestra Madre celestiales que nos han confiado la misión de la sal y la luz. Llevemos a cabo fielmente esta misión. Aún hay muchas personas que permanecen en las tinieblas. Vamos rápido a darles la luz de la verdad en todos los lugares oscuros. Haciendo esto, encontremos a todos nuestros hermanos y hermanas perdidos, y demos gloria al Padre y a la Madre, como los que han recibido la misión de la sal y la luz.