Convertíos y arrepentíos, y no os será la iniquidad causa de ruina
2 Reyes 22
Cuando el escriba leyó el rollo del libro de la ley, el rey rasgó sus vestidos y se lamentó.
A los dieciocho años del rey Josías, él oyó las palabras del libro de la ley que se había hallado al reparar las grietas de la casa de Dios, por lo cual se lamentó.
Luego el rey dio una orden a sus siervos, diciendo:
“Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito.”
Entonces fueron los siervos a la profetisa, y le dijeron la orden del rey. Y ella les profetizó el consejo de Dios:
“Así dijo Dios: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá; por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos. Por cuanto tú, rey de Judá, cuando oíste las palabras del libro, te arrepentiste con espíritu quebrantado y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído. Por tanto, no traeré el desastre sobre este lugar hasta que tú mueras.”
Y los siervos fueron al rey y le contaron lo que habían oído. Entonces, según lo que estaba escrito en aquel libro, el rey mandó a todo el pueblo que sacasen del templo de Dios todos los ídolos; y los quemó, y quitó a los que quemaban incienso a Baal y derribó los altares, y guardó la Pascua enterrada en el olvido (2 Reyes 23).
Cuando uno se da cuenta de que las obras y costumbres que ha hecho desde hace mucho tiempo son incorrectas, no es fácil aceptarlo. Y aunque lo reconociera, sería aún más difícil corregirlo.
Josías, que había gozado de la soberanía como rey de un reino durante mucho tiempo, se convenció de los errores de los antepasados que no obedecieron las palabras de Dios, y de sus propios errores, y en el mismo lugar rasgó sus vestidos y se arrepintió. Y en seguida guardó la Pascua según lo que estaba escrito en el libro de la ley, por lo que la Biblia lo elogia, como está escrito: “No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual”. Si Josías se hubiera excusado, a pesar de haber oído las palabras del libro de la ley, diciendo que solo había seguido lo que sus antepasados hicieron, y no se hubiera apartado de todos sus pecados, ¿cuál habría sido su destino y el de su país?
Negar nuestros errores y tratar de justificarlos, no remediará lo que ya hemos hecho. El “arrepentimiento” significa reflexionar sobre nuestros errores y corregirlos Cuando reconocemos nuestras faltas con un corazón humilde y tratamos de corregir nuestros errores con sinceridad, en lugar de excusarnos, es entonces que podemos arrepentirnos completamente.
No necesitamos rendirnos pensando que es demasiado tarde. Nunca es tarde para cambiar y revertir algo. Si nos damos cuenta de nuestros errores, ahora es el mejor momento para arrepentirnos y corregirlos.