Una familia feliz formada con cariño

Kim Eun-suk, desde Seúl, Corea

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Mi esposo, que trabaja en un sitio de construcción, mi hija, que estudia en el laboratorio, y yo vivimos juntos. Mi esposo y mi hija están tan ocupados que es difícil para todos reunirnos. Sin embargo, desde que puse en práctica diligentemente la “Misión del Mes” en la revista Hogar Feliz, un pequeño cambio comenzó a aparecer en mi familia. Mi esposo sale a trabajar al amanecer, pero no lo despedía con la excusa de que estaba lavando los platos. A diferencia de antes, ahora lo abrazo con un saludo lleno de amor. En su día de pago, siempre le preparo un plato especial con gratitud.

Recientemente, realicé la misión “Lave los pies de su familia”, para practicar el amor que Dios nos mostró como ejemplo en la Ceremonia del Lavado de Pies en la Pascua. Pensé que era una buena misión para mi esposo, que usa botas de seguridad todo el día debido a su trabajo.

Una noche, después de la cena, vertí agua tibia en una palangana hasta los tobillos y disolví sal y bicarbonato de sodio para la misión. Y llamé a mi esposo, que estaba viendo televisión en el sofá, su asiento favorito, sosteniendo el control remoto con fuerza.

—Cariño, ¿podrías venir aquí, por favor?

—¿Para qué?

—Déjame lavarte los pies.

—¿Mis pies? Ya me di una ducha. Ahora tengo que ver televisión.

En ese momento me decepcioné.

—¡Oh, no! He preparado todo esto para complacerlo, ¿pero solo verá la televisión? —pensé.

Pero no me rendí. Si él no viene a mí, puedo ir a él. Decidí hacer un servicio de pediluvio móvil y le llevé la palangana. Luego tomé sus pies suavemente y los puse en el agua. Masajeé sus pies, que se lastiman casi todos los días, y los lavé unos veinte minutos, agregando más agua tibia. Cuando terminé de secarle los pies con una toalla, mi esposo, que me había confiado sus pies con indiferencia, dijo tímidamente.

—¡Fue bueno! Gracias.

También me sentí agradecida con mi esposo por apreciar mi pequeño esfuerzo. De ahora en adelante, seguiré esforzándome más por la felicidad de mi familia. La simple idea de una familia feliz me hace sonreír, levantando la comisura de mis labios.