Desde que era pequeña, he estado bajo la bendición de Dios con mi familia. Sin embargo, mi asistencia a los cultos se volvió un mero hábito. Realmente me odiaba por hacer eso y me avergonzaba ante Dios. Frustrada, abrí la Biblia y descubrí lo que estaba omitiendo.
“Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin. Dame entendimiento, y guardaré tu ley, y la cumpliré de todo corazón.” Sal 119:33-34
Es un hecho que debemos guardar la ley de Dios con todo nuestro corazón sin importar cuáles sean las circunstancias. Si estamos en una situación pacífica, no tenemos excusa para no rendir culto con todo nuestro corazón. Comprendí la gran bendición que era poder guardar los cultos sin preocupaciones desde la niñez. Después, sentí lo importante que es cada culto. Realmente doy gracias a Dios por permitirme recorrer el suave camino del evangelio, y oro fervientemente para nunca descuidar las leyes de Dios en ninguna situación ni circunstancia.