Una pregunta para mí mismo

Jeong Jae-pil, desde Anyang, Corea

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Mi esposa toca el piano en la iglesia durante el culto. Un día, comentó que estaba preocupada porque el cántico del coro era demasiado difícil esta vez.

—Inténtalo cien veces, y si aún no puedes, entonces es imposible —le dije.

Después de escuchar lo que le indiqué, practicó más de cien veces y ofreció una alabanza a Dios llena de gracia tocando el piano en armonía con las hermosas voces del coro. Me pareció admirable que no se rindiera ni rehuyera, con la excusa de que era difícil. También decidí preguntarme, cada vez que enfrento dificultades: “¿Lo intenté más de cien veces? ¿Hice lo mejor que pude?”.