
Como dice la gente, que un día sin risa es un día perdido, reír es la mejor medicina. La risa es contagiosa. Si ríe, suceden muchas cosas buenas. Sin embargo, la gente no se ríe mucho. Tal vez no haya nada de que reírse en esta sociedad moderna y competitiva donde prevalecen el materialismo, el individualismo y el egoísmo.
Probablemente, el momento en que más nos reímos en nuestra vida es cuando somos bebés, cuando somos más libres de esas cosas. En efecto, algunas fuentes dicen que los bebés se ríen como un comportamiento instintivo para protegerse desde sus días de recién nacidos. Desde aproximadamente las ocho semanas después de nacer, comienzan a sonreír al mirar el rostro de las personas; y alrededor de las 52 semanas, desarrollan sus interacciones sociales y la risa está en su mejor momento.
También hay bebés de esta etapa en mi Sion, y entre ellos hay una bebé que sonríe más que los demás. Por lo general, no llora tan a menudo. Es dulce y le gusta sonreír. Aun cuando sus párpados se cierran para dormir, cuando no está en buenas condiciones debido al hambre o la enfermedad, se ríe al hacer contacto visual o cuando mencionan su nombre. Por esta razón, recibe todas las atenciones y es amada por todos sin importar la edad. Aunque no puede caminar ni hablar, estoy segura de que recibirá muchas bendiciones de Dios porque está cumpliendo su misión de hacer reír a los miembros de Sion.
Lo sorprendente es que, independientemente de la edad y el sexo, todos ríen también cuando ven a un bebé que se ríe. La risa del bebé fascina incluso a los escolares, quienes suelen poner una cara larga al atravesar la pubertad. Ellos suavizan sus voces ásperas tanto como pueden y juegan al cucú para atraer la atención del bebé. Al verlos, yo también me echo a reír. Reír es realmente contagioso. Debido a que este ángel bebé está lleno de sonrisas, también veo florecer la risa en los rostros de los miembros. Al ver todo esto, sentí algo.
En la Biblia, los hijos de Dios son llamados hijos como Isaac, e Isaac significa risa (Gn. 17:19). Para que ese nombre nos sienta bien, no solo debemos hacer que los hermanos y hermanas se rían sino también hacer que nuestro Padre y nuestra Madre celestiales se rían y sean felices. Así como nos reímos y somos felices inconscientemente cuando vemos sonreír a un bebé, si vivimos con una gran sonrisa en el rostro y superamos las dificultades con risas, creo que la familia de Sion, que nos observa, sonreirá con nosotros, y los Padres celestiales sin duda alguna estarán orgullosos de nosotros.
Se dice que incluso la risa forzada es tan efectiva para la salud como la risa sincera. Los estudios han demostrado que estimular los músculos produce diversión y sentimientos de felicidad. Debemos esforzarnos por reír y hacer reír una parte de nuestra vida. De esta manera, me gustaría crear una familia feliz llena de risas, una Sion feliz llena de risas y un mundo feliz lleno de risas, imaginando el cielo donde el gozo, la felicidad y el sonido de la risa nunca se acaban.