Hace poco, tuve una experiencia interesante. Se trataba de un vestido que se vendía en un país extranjero. Lo sorprendente era que las personas tenían diferentes opiniones con respecto al color del vestido.
Hubo un debate en línea sobre si las franjas y rayas del vestido eran blancas y doradas o azules y negras. Cuando miré el vestido en la pantalla, me pregunté por qué había un debate por ello, porque para mí, a simple vista el vestido se veía blanco y dorado.
Se lo mostré a mi esposo. No tenía ninguna duda de que, al igual que yo, él lo vería blanco y dorado; pero su respuesta fue diferente. “Es azul y negro.”
No podía creer lo que oía. Volví a mirarlo, pero seguía pareciéndome blanco y dorado. Pensé que algo estaba mal con los ojos de mi esposo, y él pensó que algo estaba mal con los míos.
“¿Mis ojos no son normales?”
No podía creer que viéramos el mismo vestido de diferentes colores, así que investigué. ¿Cuál era el verdadero color del vestido?
La respuesta era azul y negro. Se explicó que el sentido del color y el grado de sensibilidad de la retina varían entre persona y persona, por lo cual podemos ver los colores de forma diferente. Me sorprendió saber que no solo los animales sino también los seres humanos vemos los colores de manera distinta.
Solo el 25 % de las personas reconoció el color del vestido correctamente. El otro 75 % veían diferentes colores en ese vestido. Tenía la absoluta confianza de que los colores que veía eran correctos. Aunque miré el vestido de nuevo después de enterarme de que los colores que veía no eran los verdaderos, la información grabada en mi mente no cambió fácilmente.
A través de esta interesante experiencia, comprendí que hay pocas cosas en este mundo de las que podemos estar absolutamente seguros. Además, entendí que es difícil cambiar nuestros pensamientos aunque sepamos lo que es verdad.
A medida que tenemos más experiencia y conocimiento, nuestra confianza se fortalece. Una vez que creemos que nuestros pensamientos son absolutamente ciertos, es difícil aceptar una opinión diferente.
Las personas pueden sentir y pensar de manera diferente incluso en la misma situación. Es por eso que lo más importante cuando tenemos diferentes opiniones, es dejar de lado nuestro criterio por un segundo y ponernos en el lugar de la otra persona.
Analizo mi pasado para ver cuánto he abrazado y entendido todas las diferencias de los miembros de la familia celestial, y si he herido sus sentimientos insistiendo en mi propia opinión por cosas pequeñas.
Ahora desecharé mi idea fija de insistir en que tengo razón, y trataré bien a los hermanos y hermanas, teniendo presente en todo momento que otras personas pueden pensar diferente. Me humillaré y serviré más a los demás para que la preciosa relación con ellos que Dios me ha dado, no resulte lastimada.