La escucha contextual

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Al conversar con los demás, a veces solo insistimos en nuestras propias opiniones, cansándonos el uno al otro. En esta situación, podemos frustrarnos mutuamente. Esto sucede porque no escuchamos, no porque hablemos mal. Entonces, para una comunicación fluida, necesitamos aprender a escuchar bien.

Escuchar es prestar atención a lo que una persona dice. Hay algunas etapas en la escucha.

La primera etapa es la escucha conyugal, que es el nivel más bajo de escucha. Esto sucede a menudo entre el esposo y la esposa, y por eso se llama escucha conyugal. Los esposos no prestan atención mientras se comunican; simplemente dicen: “Hablemos de eso más tarde” o “Está bien, cariño, es suficiente por hoy”.

La segunda etapa es la escucha pasiva. Durante la escucha pasiva, dejamos que otros hablen, sin relacionarnos con ellos. Esto desalienta la conversación del hablante y dificulta la comunicación.

La tercera etapa es la escucha activa. Durante la escucha activa, prestamos atención y nos relacionamos con el hablante, mientras hacemos contacto visual y asentimos con la cabeza: “¿En serio?” o “Entonces, ¿qué pasó?”. La escucha activa conduce a una comunicación fluida.

La cuarta etapa es la escucha contextual, el nivel más alto de escucha. Durante la escucha contextual, consideramos los motivos, sentimientos y antecedentes de los demás, teniendo en cuenta todo el contexto de su historia. Esto conduce a una comunicación y empatía fluida porque consideramos el corazón del hablante durante esta etapa de la comunicación.

Si piensa en aquellos con quienes se sintió bien, recordará fácilmente que prestaron mucha atención a lo que dijo y se relacionaron bien con usted. Practiquemos la escucha contextual, y Sion y nuestros hogares desbordarán de alegría y sonrisas.