Eduardo Camargo (35años), que es estadounidense y que nunca hizo ejercicio después de terminar la escuela y siempre fracasaba en las dietas de su régimen alimenticio, entró en una dieta de nuevo. En lugar de reducir la cantidad de la ingesta de alimentos, comía muchas verduras frescas, bebía solo agua y se trazó la meta de correr 32km por semana. A mitad de camino, realmente sentía que estaba por vomitar, pero continuaba corriendo con el único propósito de bajar de peso. Como resultado, él, que pesaba 95kg, perdió 20kg en dos meses. ¿Qué causó que se esforzara tanto por adelgazar? No fue para tener una buena figura sino por su hija menor Jazlyn.
Cuando Jazlyn nació, le diagnosticaron atresia biliar, una afección hepática potencialmente mortal que requiere un trasplante. Sin embargo, no se encontró un donante apropiado. Aunque el Sr. Camargo ansiaba donarle su hígado, no era un candidato viable para la cirugía a causa de su hígado graso. Después de su desesperado esfuerzo, pudo tener un hígado normal y un tercio de él pudo ser trasplantado a su hija. Jazlyn, que podía haber perdido la vida en uno o dos años después de su nacimiento si no se le encontraba donante, recibió una nueva vida de su padre, por segunda vez.