
Para los funcionarios del gobierno coreano que están a cargo de la administración del país o de la entidad pública local, “mantener la dignidad” no es una opción sino una obligación. Todos los funcionarios deben cumplir la Ley de Funcionarios del Estado: “Ningún funcionario debe realizar acto alguno en detrimento de su dignidad, independientemente de si se trata de sus deberes”. Ya que se convirtió en una ley, la falta que puede pasarse por alto fácilmente si fue cometida por una persona común, será motivo de medidas disciplinarias en el caso de un funcionario. Algunos defienden la protección de la privacidad de los funcionarios o discuten el alcance y el nivel de las medidas disciplinarias. Sin embargo, prevalece la opinión de que sus estándares éticos deben ser más estrictos que los del público en general, porque los funcionarios trabajan sobre la base de la confianza pública.
Los obreros del evangelio también necesitan una dignidad que se ajuste a su estatus. Dios nos dijo que seamos la sal y la luz del mundo a través de buenas obras. Entonces no debemos cometer ningún acto indigno como obreros del reino del evangelio aprobados por Dios. Para eso, primero debemos ser calificados con el carácter que se asemeja a Dios. Esforcémonos por participar en la naturaleza divina de Dios día a día y mantengamos nuestra dignidad como cristianos.
“sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;”1 P. 1:15