En una escuela secundaria, un profesor preguntó a sus estudiantes:
—Una mujer compró diez manzanas en un mercado. Cuando llegó a casa y las miró de cerca, descubrió que cada una tenía un defecto. Era molesto ir a cambiarlas, y tampoco servía culpar al dueño de la frutería, así que decidió comerlas. Ahora, les haré una pregunta. Si ella come una manzana al día, ¿cómo puede comerlas con agrado todos los días?
Un estudiante respondió rápidamente: “Comería cualquiera porque todas las manzanas tienen un defecto”.
Entonces otro estudiante dijo: “Yo comería primero las manzanas que no lucen bien”.
Luego, otro estudiante levantó la mano y declaró: “Comería las manzanas apetecibles todos los días. Entonces las mismas manzanas sabrán mejor y yo también podré sentirme mejor”.
Como expresó el tercer estudiante, si escoge la manzana de mejor apariencia todos los días, podrá disfrutar manzanas deliciosas por diez días. ¿Y qué tal si recibe cada día considerándolo el más feliz de su vida?