Todos pueden hacerlo

Jang Seong-min, desde Seongnam, Corea

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Desde el comienzo de las fiestas de otoño, establecí la meta de predicar el evangelio a muchas personas con los miembros de mi iglesia. Como jefe de familia, sentí que sería difícil dedicar tiempo a predicar. Sin embargo, quería ayudar, aunque fuera un poquito; así que iba a Sion después del trabajo.

Di el primer paso para predicar el evangelio, pero no pude abrir la boca. Durante unos días, solo me quedé junto a los miembros que predicaban. Todos los días participé constantemente en la predicación, animándome; luego llegué a tener valor para predicar la palabra de Dios. En ese momento, me llené del fuego del Espíritu Santo. Agradecí a Dios por elegirme como su hijo entre muchas personas y por permitirme la bendición de predicar el evangelio. Acabo de comenzar a sembrar semillas, pero creo firmemente que cosecharé frutos hermosos si sigo esforzándome.

Si hay algún miembro que dude en predicar la palabra de Dios, pensando que sería difícil y temible, quiero decirle: “Todos pueden hacerlo. ¡Así que prediquemos juntos con fe!”.