
Cuando un maestro colocaba este sello en nuestra asignación después de verificar si lo habíamos hecho bien, nos sentíamos tan felices como si hubiéramos ganado el mundo entero, y pienso que todos han experimentado este momento tan dichoso durante su niñez. Para recibir este sello que nos alegraba tanto, teníamos que hacer nuestra asignación aunque tuviéramos que dejar de lado a nuestros amigos. Esto es ahora un recuerdo muy placentero para todos.
Ahora, un elogio incomparablemente grandioso nos está esperando.
“Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” Mt 25:19-21
Si llevamos hermosos talentos haciendo todos los esfuerzos por cumplir la misión que se nos ha encomendado, el elogio de Dios durará para siempre, como nuestro sello honorable. ¿Existe un elogio más glorioso que este? En ese glorioso día, para escuchar las palabras del Padre: “¡Bien hecho, buen hijo y fiel!” debemos correr diligentemente para llenar el libro de la vida con abundantes sellos de elogios.