
El diamante es considerado el emperador de las piedras preciosas y el mineral natural más duro de la Tierra. Se compone de carbono al igual que el grafito, que se convierte en material para los lápices y el carboncillo. Este hecho es muy conocido.
Mientras que el grafito y el carbón se quiebran con facilidad y son de color negro, ¿cómo puede convertirse el diamante en una joya preciosa que simboliza el “amor eterno e inquebrantable” con belleza incolora y transparente, y dureza, aunque el diamante y el grafito están hechos enteramente de los mismos átomos?
La respuesta está en la diferencia de sus distintas estructuras cristalinas. En el carboncillo y el grafito, los átomos de carbono —una red de hexágonos regulares— están dispuestos en desorden y se colocan uno por uno en capas. Por eso se rompen con facilidad hasta por una fuerza endeble. Pero el diamante es el material más duro conocido, que muestra una gran e incomparable resistencia a la compresión debido a su estructura tetraédrica modificada por los inmensos niveles de calor y la presión subterránea.
“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!”Sal. 133:1
Si los hermanos y hermanas de Sion se hacen uno en corazón, soportando juntos las pruebas del mundo, Dios los considera buenos y agradables más allá de toda comparación. ¡Joyas preciosas y eternas de Dios! Aunque haya pruebas, superemos todo y unámonos en amor.