En una encuesta de unos 1000 trabajadores de la oficina sobre “comunicación”, el 40 % de ellos respondieron que el factor más importante en la comunicación es “escuchar”. Un experimento en el que dos personas se sentaron cara a cara entre sí y tuvieron una conversación sobre un tema según su interés, también mostró la importancia de escuchar: Cuando las personas que se les hizo escuchar atentamente, podían tener una conversación agradable, pero las personas que se les hizo no prestar atención a las palabras, no podían seguir la conversación, incluso después de un pocos minutos.
Aunque uno está sentado y asiente con la cabeza, no siempre significa que esa persona está escuchando con atención. Cuando se escucha a alguien pensando en otra cosa, fácilmente el hablante se da cuenta de eso. El oyente no se acuerda de lo que acaba de escuchar. Es por eso que los expertos dicen que hay que escuchar con atención las palabras de los demás para que no se pierda información importante que podemos obtener de ellos.
“Escuchar con atención” es aún más esencial en la comunicación con Dios. Las palabras de Dios contienen bendiciones que nunca podemos comprar a cualquier precio. Si no hemos estado prestando atención a las palabras de Dios, solo asintiendo con la cabeza, y si solo hemos estado escuchando lo que queremos oír, a partir de ahora demos oídos a ellas con todo nuestro corazón y con toda nuestra mente para poder entender la voluntad de Dios para nuestra salvación.