
En un experimento con monos, los experimentadores no tocaban a un mono bebé. Como resultado, el mono bebé tuvo una prolongada enfermedad y murió joven. Por otro lado, en observaciones a bebés de 10 semanas a 6 meses de edad, los bebés cuyas madres a menudo los tocaban y los abrazaban, raras veces se resfriaban o se enfermaban, a diferencia de los bebés cuyas madres no lo hacían.
Los adultos humanos no son diferentes. Un adulto que era muy nervioso y depresivo se recuperó rápidamente según la frecuencia y la duración de los abrazos. El acariciar a una mascota, que es una especie de terapia que se utiliza para el tratamiento de la depresión, proviene del resultado de esos experimentos.
Los hijos celestiales que fueron esparcidos en todo el mundo, están viniendo a los brazos de la Madre Jerusalén. Las almas que estaban heridas y moribundas en el mundo, son llevadas a los cálidos brazos de la Madre y son curados con su reconfortante toque.
Las almas se refrescan y se llenan de vitalidad. Los brazos de la Madre, el lugar de reposo más cálido y más cómodo en el mundo, y el toque de la Madre, hacen milagros. El amor de la Madre es una panacea.