Hace un tiempo, fui a una boda. La novia con un vestido blanco puro era tan hermosa como una princesa en una película. La ceremonia nupcial comenzó, y la novia apareció después de la entrada del galante novio. Los adornos del vestido de la novia eran deslumbrantes, bajo la brillante iluminación.
Al contemplar cada resplandeciente adorno según el movimiento de la novia, admiré: “¡Qué hermoso!”. De repente, un versículo de la Biblia me vino a la mente: “Porque el lino fino de la esposa del Cordero, la Madre celestial, es las acciones justas de los santos” (Ap 19:7-8). Reflexioné para ver si mis acciones mostraban la gloria de Dios.
Los adornos adheridos al vestido hacen que la novia, que es la flor de la boda, se destaque. Me gustaría ser un adorno en el hermoso lino que resplandece brillantemente alumbrando la gloria de Dios, mediante buenas obras.