Para hacer vasijas preciosas

Jo Mun-gyeong, desde Daejeon, Corea

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Vi un programa de televisión sobre cómo un maestro artesano, designado como un activo cultural intangible, fabricaba bangjja, un tipo de recipientes y utensilios coreanos de bronce hechos a mano con color amarillento. El bangjja de esa alta calidad se utilizaba incluso en la mesa real.

El bangjja fabricado con técnicas tradicionales tiene buena durabilidad, por lo que conserva su forma durante mucho tiempo, no pierde su color fácilmente y se vuelve más brillante a medida que se utiliza. Recientemente ha llamado la atención de más personas porque se ha comprobado que neutraliza los metales pesados y elimina la toxicidad de los alimentos como bacterias que causan intoxicación. Para hacer utensilios de bronce con efectos tan extraordinarios, no solo se requieren habilidades altamente sofisticadas sino también un proceso bastante complejo.

El primer paso es fundir cobre y estaño a una alta temperatura de 1200 ℃ en una proporción de 78:22. Luego el metal fundido se vierte en moldes planos y redondos de piedra para convertir las piezas en una mezcla homogénea. En este proceso, no debe haber ningún error en la proporción, de lo contrario, la aleación se rompería.

El siguiente paso es forjarlo. Se calienta una parte de la aleación en el fuego y se martilla. Al repetirlo varias veces, el metal aleado se aplana en forma de cuenco o plato. Cuando un cuenco se martilla con éxito más de mil veces, se coloca en agua fría para que tenga solidez de modo que no se rompa aunque un martillo lo golpee.

Después de corregir su forma una vez más, comienza el último paso. Se afina suavemente la superficie del cuenco oscurecida en el fuego para que se vea el color dorado original. Cuando todo está hecho, el cuenco bangjja de alta calidad parecido al oro está terminado.

Me conmovió ver que un trozo ordinario de metal entraba y salía del horno ardiente varias veces y era martillado miles de veces. Finalmente se convierte en una sorprendente obra de arte que no se puede comparar con su forma original. Sin embargo, lo que más me conmovió fue el maestro artesano que martillaba el metal bangjja una y otra vez, sudando, frente al horno caliente hasta completar una pieza de bangjja.

A veces se quemaba con el metal fundido a cientos de grados Celsius, se martillaba la mano accidentalmente y le caía polvo de hierro en el rostro. Dado que podía suceder una situación peligrosa en cualquier momento, el maestro artesano debía enfocarse totalmente en cada paso del proceso. En sus manos tenía callos tan duros como una piedra y heridas en todo el cuerpo por el arduo trabajo, pero sonrió por la obra hermosamente terminada y dijo que pudo olvidar todo el trabajo duro.

Para despojarnos del viejo hombre manchado de pecados y vestirnos de la hermosa ropa que ilumina la luz del cielo, cada uno de nosotros debe soportar y superar los sufrimientos. Sin embargo, los que se sacrifican y soportan más los sufrimientos, esperando que renazcamos, son el Padre y la Madre celestiales. Ellos están poniendo sus inefables esfuerzos en nosotros hasta que todos seamos completamente transformados. El Padre y la Madre han pasado miles de años con un corazón ferviente y han soportado dolores solo con el gozo de encontrar a sus hijos. ¿Cómo podemos quejarnos de nuestras dificultades ante Ellos?

Aunque es doloroso refinarse en la fe, siempre daré gracias a Dios, recordando su sacrificio. Para ser una gran vasija, soportaré el proceso necesario, soñando con ser utilizada para la obra de Dios y con renacer como un ser perfecto que mostrará la gloria de Dios en todo el mundo.