La semilla de las palabras positivas
Roxanne K. Miller, desde New Windsor, NY, EE. UU.
Nuestra familia compartió el artículo titulado “Palabras positivas diseñan la felicidad” de la sección Amor y Comunicación en la Familia, después del culto del hogar feliz. Fue un artículo iluminador sobre el poder de las palabras. Lo más impresionante fue sobre el esgrimista surcoreano en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, que fue capaz de vencer a su oponente con las palabras repetitivas: “¡Puedo hacerlo, puedo hacerlo!”. Aunque el esgrimista estaba casi derrotado y las probabilidades de que ganara eran escasas, logró hacer un “giro dramático” y ganó el partido de esgrima.
Por ese entonces, mi hijo de siete años tenía dificultades con sus habilidades matemáticas básicas. Debido a eso, estábamos en contacto con su maestra con bastante frecuencia. Ella enfatizó que lo que él aprendía en ese momento era muy importante. Mi esposo y yo tomamos en serio su orientación y tratamos cada día después de la escuela de trabajar con él en sus problemas de matemáticas. Nos encontramos presionándolo, así que probamos diferentes medios para ayudarle a comprender a través de objetos y monedas para enseñar lo básico. Verlo regresar a casa con la cabeza gacha, nos hizo sentir un peso en el corazón.
Sin embargo, una tarde notamos un cambio. Nuestro hijo llegó a casa con una sonrisa más amplia y rápidamente abrió su mochila para revelar la calificación de su examen de matemáticas. ¡Luego, día tras día, volvía a casa con calificaciones altas, llegando al 100 % de manera constante! En la conferencia de padres y maestros, su maestra nos informó sobre las grandes mejoras realizadas en su curso de matemáticas. Él estaba más concentrado y más positivo durante ese tiempo de clase.
¿Qué causó el cambio? Un día notamos oraciones escritas en todos y cada uno de los exámenes de matemáticas: “Puedo hacerlo”, “Puedo hacerlo y lo haré”. Solo entonces supimos cuánto le había afectado el artículo de la sección Amor y Comunicación en la Familia.
Podemos lograr cualquier cosa con las semillas de palabras positivas tal como lo demostró el esgrimista que ganó aunque estaba casi derrotado. El Padre y la Madre celestiales nunca desaniman a sus hijos, sino que en todo nos dan amor, consuelo y esperanza, alentándonos con palabras positivas. Las sembraré en mí misma, en mi familia y en los que me rodean, para cosechar buenos frutos, como lo hizo mi hijo. Agradezco a Dios por dar sabiduría, felicidad y alegría a nuestra familia a través de la revista Hogar Feliz.