Fue cuando estuve en España para la misión del evangelio. Un diácono vino de Corea para predicar el evangelio durante un mes.
Me preocupaba que no pudiera adaptarse a una circunstancia desconocida ya que no hablaba bien el español. Sin embargo, contrariamente a mi preocupación, predicaba la palabra de Dios hasta altas horas de la noche, siempre con una sonrisa, sin mostrar fatiga. Me preguntaba cómo el diácono podía tener tanta pasión infatigable en la predicación, así que le pregunté la razón. Entonces abrió la Biblia y me mostró este versículo.
“pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” Is 40:31
Al escucharlo decir que no se cansaba ni desmayaba, sino que cobraba nuevas fuerzas porque siempre esperaba al Padre y la Madre celestiales, ese versículo se grabó en mi corazón. Cada vez que me canso y me fatigo, recuerdo el versículo. Entonces siento que la energía aumenta dentro de mí como si hubiera tomado vitaminas. Me gustaría compartir las vitaminas espirituales que funcionan muy bien, con todos mis amados hermanos de Sion.