
Un día de enero de 2018, se llevó a cabo una reunión en el edificio del Parlamento del Reino Unido a las 3 p. m. Se suponía que Michael Bates, viceministro de Desarrollo Internacional, respondería las preguntas sobre la desigualdad de ingresos durante la reunión; sin embargo, llegó y de repente anunció su intención de renunciar. Su razón era que había llegado unos minutos tarde.
“Me disculpo sinceramente por haber fallado en llegar a tiempo al inicio de la reunión tan importante para responder las consultas. Estoy avergonzado. Presentaré inmediatamente mi renuncia al primer ministro”.
Las personas generalmente se disculpan si no llegan a tiempo, y siguen adelante. Sin embargo, Michael Bates no consideró su tardanza como un pequeño error. Estaba dispuesto a asumir la responsabilidad de su acción, ya que había llevado a cabo los asuntos públicos creyendo que al responder las consultas legales de las legislaturas debía comportarse de la mejor manera. Los congresistas se opusieron a su renuncia, y el primer ministro se negó a aceptarla. Al final, su renuncia fue rechazada y terminaron el día.
Cuando llega tarde, puede pensar: “Solo son unos minutos tarde”. Sin embargo, debe entender que en una sociedad que valora las buenas costumbres y la ética, la puntualidad es fundamental. A partir de la actitud de un funcionario que sabe asumir la responsabilidad de sus errores, debemos examinarnos y pensar en cómo debemos afrontar nuestros errores.