Escapando del laberinto

Ryu Mi-gyeong, desde Busan, Corea

10,355 visualizaciones

Un día, los miembros del área de los jóvenes de nuestra Sion fueron al Parque Ciudadano de Busan. El parque ecológico con diversos temas tenía una gran variedad de atracciones.

Mientras caminábamos por el parque, vimos un lugar divertido. Era un laberinto de setos. Tenía rutas complicadas en varias direcciones con árboles de camelia como muros.

No había manera de que los jóvenes llenos de curiosidad, perdiéramos la oportunidad de probarlo. Inmediatamente entramos en el laberinto de setos. Decidimos que el que saliera primero del laberinto sería el ganador. Después de mirar cuidadosamente el mapa del laberinto de setos, empezamos nuestra carrera.

Al principio, seguía la ruta sin ninguna duda, recordando el mapa; pero a medida que pasaba el tiempo, el mapa se borraba de mi mente y me sentía confundida.

—¿Era por este camino o por aquel? —me preguntaba.

Corría por aquí y por allá, pero no había salida. Corría por la misma ruta un par de veces, llegaba a un camino sin salida y caía en una trampa, siguiendo a otras personas.

Sin ir a ninguna parte, perdida en el laberinto, de repente oí una voz familiar.

— ¡Hermana, gire a la izquierda!

Cuando volteé para ver la dirección de donde venía la voz, las hermanas que no habían entrado en el laberinto estaban gritando desde el observatorio, donde podían ver todo el laberinto de setos desde arriba.

—¡No, vaya a la derecha de nuevo! ¡No, por ahí no! ¡Por el otro lado!

Trataban de explicarme qué camino tomar, pero era difícil seguir sus indicaciones porque los muros de árboles bloqueaban mi vista. Gracias a las hermanas que me indicaron el camino de salida con una ansiosa voz, apenas logré salir del laberinto. Me sentí agradecida de salir de allí antes del atardecer.

Una de las hermanas que nos miraba desde el observatorio me dijo:

—¡Le dijimos que fuera por ese camino! Era tan frustrante mientras la veíamos desde arriba.

Entonces todos dijimos a una sola voz:

—¡Qué frustrante debe de ser para el Padre y la Madre celestiales!

Estar en el laberinto de setos me recordó nuestro estado espiritual. Cuando entré en el laberinto, estaba segura de que podría salir de allí sin ninguna ayuda. Puesto que vi el mapa antes de entrar en él, estaba muy segura, pero no podía recordar nada del mapa cuando estaba perdida.

Me hizo reflexionar, pensando si podría haber olvidado a Dios, cayendo en la confianza sin fundamento de que puedo hacerlo todo yo sola al recorrer el camino del evangelio con una vaga esperanza en el cielo.

Es Dios el que ve todo desde el principio. Por lo tanto, es solo Dios quien puede llevarnos al cielo. Qué frustrante debe de ser para nuestro Padre y nuestra Madre celestiales ver a sus hijos actuar como si supieran cómo llegar al cielo, aunque en realidad no saben qué está delante de ellos.

Para aliviar la frustración del Padre y la Madre, prestaré más atención a su palabra, seguiré sus voces e iré directamente hacia el destino, el cielo. Doy gracias al Padre y a la Madre por permitirnos a los jóvenes entender su corazón y tener un profundo entendimiento por medio de esta experiencia especial.