
En septiembre de 2018, un niño de ocho años fue llevado a un hospital en Changzhou, provincia de Jiangsu, China. Su enfermedad era miocarditis fulminante. Era una enfermedad muy urgente que le causó un paro cardíaco debido a la inflamación repentina de los músculos que rodean el corazón. Los médicos realizaron cuanto antes respiración artificial y reanimación cardiopulmonar (RCP). Sin embargo, el corazón del niño no revivió.
En esa situación apremiante, la terapia de oxigenación por membrana extracorpórea (OMEC)1 era la única forma de salvar al niño. Desafortunadamente, el hospital no estaba equipado con el dispositivo médico y tenía que ser apoyado por un hospital más grande. Se necesitaron cinco horas para transportar y operar el complejo equipo. Sin embargo, el niño que estaba al borde de la muerte, pudo respirar nuevamente al final de muchos contratiempos.
1. Máquina de soporte vital que proporciona oxígeno a la sangre mediante la inserción de tubos en grandes vasos sanguíneos hasta que el corazón y los pulmones detenidos recuperen sus funciones.
¿Cómo pudo mantenerse vivo al niño moribundo hasta que el equipo estuviera listo? Fue porque casi 30 médicos y enfermeras se turnaron para realizarle RCP durante cinco horas consecutivas. Como el número de compresiones torácicas se debe hacer 100 veces por minuto, los miembros del personal médico realizaron más de 30 000 compresiones torácicas en total.
En general, se sabe que la terapia OMEC es efectiva dentro de los 60 minutos de comenzada la RCP. Sin embargo, la dedicación del equipo médico mantuvo vivo al niño moribundo durante un tiempo que superó con creces la hora dorada.