¿Qué sucedería si los semáforos, señales, vías y bloques de separación entre la calzada y la acera se retiraran de una intersección por donde pasan muchos vehículos? Realmente existe tal intersección, cuyo nombre es “Laweiplein” en el centro de la pequeña ciudad de Drachten, Países Bajos. Al principio, a la gente le preocupaba que los vehículos y las personas se entrecruzaran y que pudieran ocurrir accidentes en cualquier momento en esa intersección. Sin embargo, resultó ser totalmente diferente de lo esperado.
Como las señales de tráfico habían sido retiradas en su mayor parte, los conductores empezaron a prestar más atención a los peatones y los peatones se volvieron más cuidadosos con los automóviles, dándose mutuamente gestos amistosos y contacto visual. A medida que los conductores tenían más responsabilidad, no violaban ninguna señal ni aceleraban para pasar antes de que la señal cambiara. Como resultado, el índice de accidentes disminuyó y se creó un flujo continuo. Inesperadamente, el resultado fue bueno y muchas ciudades tienden a adoptar este sistema.
Ben Hamilton, el diseñador urbano que participó en el proyecto, dijo: “Las personas no son robots que se mueven junto con los semáforos colgados en el aire, sino seres intelectuales que utilizan su cuerpo y mente. No debemos olvidarlo”. Cuando concedamos y consideremos a los demás en lugar de confiar solo en las leyes y las normas, el mundo tendrá un mejor orden y una mejor comunicación.