Un viaje que retrocedió el tiempo

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En 1979, un diario del estado de Ohio, EE. UU., publicó un anuncio para un viaje gratuito de una semana para ocho personas de edad avanzada de alrededor de 80 años. Los ancianos seleccionados llegaron a una aldea rural y remota. Había dos reglas que tenían que seguir: una era hablar y actuar como si estuvieran viviendo veinte años atrás, y la otra era hacer las tareas del hogar por su propia cuenta.

En la mansión decorada de manera que pareciera que habían viajado al pasado hasta el año 1959, los ancianos veían películas y leían revistas de aquella época, y discutían los acontecimientos históricos como si fueran noticias actuales. Pese a su vejez y fragilidad física, limpiaban, lavaban la ropa y fregaban los platos por sí mismos, ayudándose unos a otros para las tareas difíciles.

Una semana después, el anfitrión del evento anunció que este viaje era un experimento antihorario. Los resultados experimentales sorprendieron a todos. Los ocho ancianos, que vivían con la ayuda de otros, mostraron mejoras físicas en la audición, la memoria, asir objetos, etc. Llegaron a ser tan jóvenes como la gente de cincuenta años.

“Puesto que la mente y el cuerpo son uno, dondequiera que ponga la mente, el cuerpo la seguirá.”

Como afirmó la Dra. Ellen Langer, quien inventó este experimento, todo depende de la mente.