
Un destacado arquitecto fue el encargado de diseñar el ayuntamiento. Cuando terminó toda la construcción, los concejales fueron al ayuntamiento para verificarla. Los concejales observaron el edificio y ordenaron que se construyeran más columnas, señalando que el número de columnas parecía pequeño, en comparación con el área del vestíbulo. El arquitecto trató de persuadir a los concejales, diciendo que se dedicó al diseño a fin de que no hubiera problemas para sostener el techo, pero los concejales no estuvieron de acuerdo. Al final, se instalaron cuatro columnas más en el vestíbulo.
Pasó mucho tiempo desde entonces. Un día, un funcionario inspeccionó el edificio del ayuntamiento y descubrió algo sorprendente. Había espacios muy pequeños en la parte superior de algunas columnas, así que en realidad no sostenían el techo. Eran columnas inútiles colocadas adicionalmente por la petición obstinada de los concejales en el pasado.
Esta es la historia del Ayuntamiento de Windsor en el Reino Unido. Muestra que las afirmaciones de aquellos que no confiaban en el arquitecto eran mera terquedad, y el Ayuntamiento de Windsor todavía tiene columnas que no llegan al techo.
Si imponemos solo nuestros pensamientos, nuestra vista se estrecha y nuestros oídos se cierran, lo que causa conflictos y esfuerzos innecesarios. Cuando nos encontremos con diferentes opiniones, examinémonos para ver si estamos estableciendo inútiles columnas de obstinación en nuestra mente.