Somos un cuerpo

Gu Yeon-hui, desde Suncheon, Corea

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Cuando fui al hospital porque me dolía el cuello y el hombro, me diagnosticaron una ruptura de disco en el cuello. Se podía curar con un simple procedimiento médico, pero debía tener cuidado de no tener presión en mi cuello al trabajar con la computadora o hacer los quehaceres del hogar. Mientras lo hacía, llegué a tener presión sobre la espalda, y cuando estaba a punto de sentir menos dolor en mi cuello, una rotura se produjo en mi disco lumbar. Luego de recibir tratamiento y medicinas para mi vértebra lumbar, todo mi cuerpo se debilitó y mi mano y mis pies comenzaron a temblar. Tenía un edema y dolor en mis piernas, y también me dolía desde la pelvis hasta los talones. Era difícil sentarme o estar de pie por mucho tiempo, así que pasaba la mayor parte del día recostada. Trataba de hacer alguna actividad, pero me detenía porque sentía dolor en mis brazos y hombros.

Sufriendo un dolor que empezó en mi cuello y pasó hasta mis talones, entendí vívidamente que somos un cuerpo. Tomé la firme decisión de atesorar a mis hermanos de Sion, quienes son partes del mismo cuerpo, y amarlos para crear una unidad perfecta con la que Dios se complazca.