Con incontenible felicidad

Raju Purty, desde Poddopukur, Calcuta, Bengala Occidental, India

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El propósito fundamental de la vida es conocer a Dios y volver al reino de los cielos recibiendo la salvación a través de Él. En otras palabras, nuestra vida puede definirse como el proceso de preparación para el cielo eterno. Muchas personas viven sin conocer la esencia y el significado de la vida, pero yo creía que era diferente. Después de convertirme del hinduismo al cristianismo alrededor del año 1996, pensé que había encontrado finalmente mi camino y que no había nada más que pudiera desear.

Unos diez años después, escuché el mensaje de la Biblia de un colega, que llevaba una vida religiosa junto conmigo en el pasado y aceptó la verdad en Nepal. Entonces comprendí que yo también estaba perdiendo la esencia de la salvación. Ahora que sabía que Dios había venido por segunda vez con un nombre nuevo para nuestra salvación, todo el conocimiento existente no significaba nada.

El secreto de la salvación que empezó desde el nombre nuevo, despertó mi alma de inmediato. ¿Cómo habría podido saber que el verdadero Dios vino por segunda vez en un país del extremo del oriente, de donde sale el sol? ¡Nunca lo habría sabido! Estaba muy agradecido a Dios por enviarme el mensaje de salvación hasta la India.

Tuve que esperar un año para recibir la promesa de la salvación porque no había Iglesia de Dios cerca, sin embargo, esto nunca fue un problema. Debía dedicar mi vida a dar testimonio del Salvador, a quien el mundo todavía no conocía. No podía mantener esta verdad absoluta e inequívoca para mí mismo. Con la incontenible felicidad de comprender la verdad, empecé a predicar la palabra de Dios a mis familiares, vecinos y también a mis conocidos con quienes iba a la iglesia antes.

Fui a Sambalpur, para entregar la palabra de Dios a mis amigos; había compartido una amistad religiosa con ellos durante mucho tiempo. No conocía mucho del evangelio y no estaba completamente preparado, pero les dije la verdad, basado en las notas que había escrito minuciosamente. El estudio comenzó en la tarde y terminó temprano la mañana siguiente. Mis dos amigos distinguieron la verdad de la falsedad, y a partir de ese momento, el evangelio fue predicado constantemente y se estableció una Casa-Iglesia en su región. Actualmente, hay más de veinte miembros que están guardando su fe.

Después de bautizarme, lo cual había deseado con mucha ansiedad, estaba dedicado aún más a la predicación. La familia celestial creció en número y el lugar de culto llegó a ser incómodo. Sin embargo, por la gracia de Dios, pudimos establecer un sitio para el culto en un lado de mi patio.

Como está escrito: “El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte” (Is 60:22), poco después, ocurrió una gran obra en nuestro pequeño lugar de culto. El fruto dio otro fruto, y el número de miembros se duplicó repetitivamente a 50, 100 y 200.

Aunque trabajaba muy duro, el presupuesto siempre era apretado ya que tenía que pagar los gastos de manutención para mi esposa e hijos, los gastos para la predicación y la comida de los miembros que venían al culto a pesar de dos o tres días de distancia. Como las dificultades continuaban, no sabía cómo iba a sobrevivir. Pero el Padre y la Madre abrían el camino y me permitían concentrarme en la obra del evangelio.

Mientras tanto, se establecieron Casas-Iglesia en Keonjhar y Sundargarh y el evangelio llegó a predicarse con mayor rapidez. Ahora muchos miembros no tienen que caminar durante dos o tres días para guardar los cultos porque hay Siones cerca. Sin embargo, no podemos estar satisfechos con el presente, debido a que muchos aún viven sin conocer el significado de la vida, porque no han escuchado el evangelio. El deseo de nuestros miembros de Sion no ha cambiado: establecer Sion en todas las regiones de Odisha.

Con la esperanza de que nuestro deseo se haga realidad lo más pronto posible, entregamos la verdad a todos los que encontramos. No es fácil. Hay pocos cristianos en Odisha y muchas personas no tienen tiempo para escucharnos debido a su vida dura. Cuando salimos a predicar, suceden muchas cosas inesperadas.

Una vez, varias personas me cerraron el camino y me amenazaron en una aldea rural. No di marcha atrás sino exclamé con valor: “No tuve miedo aunque un oso en el bosque me cerró el paso, y luché con él. Estoy predicando la verdad. Por eso, nadie puede detenerme. Dios está conmigo, así que ¿quién puede atreverse a detenerme?”.

Antes, tuve la experiencia de capturar dos osos mientras cazaba. Sin embargo, frente a estas personas, no confiaba en mí sino en Dios. De esta manera, no había nada que no pudiera vencer cuando estaba con Dios y Él siempre me permitía la bendición al final. Hace poco, incluso diecinueve familias de una aldea fueron guiadas a la Madre celestial.

A medida que pasa el tiempo, la familia celestial aumenta. En estos días, estoy prestando más atención a la palabra de Dios con estos miembros. Si se forman más obreros del evangelio para proporcionar el alimento espiritual a mucha gente, creo que Dios dará la abundante bendición de llevar fruto. Hasta que todos nuestros hermanos de Sion crezcan como obreros aprobados ante los ojos de Dios, yo tampoco escatimaré esfuerzos.

Después de aceptar la verdad, mi vida ha sido una serie de alegrías. Sin las lágrimas del Padre y la Madre, no habría podido tener gozo. Nunca ignoraré la bendición que Dios ha dado a este pecador insignificante. Espero que de ahora en adelante el Padre y la Madre también disfruten solo de mucha felicidad. Además de Odisha y la India, predicaré el evangelio sin descanso hasta que el mundo entero resplandezca con la gloria de Dios Elohim. ¡Padre y Madre, muchas gracias!