No temas delante de ellos, porque contigo estoy
Sharina Aya Z. Gorospe, desde Ciudad Quezón, Filipinas
Cuando recibí la verdad en la Iglesia de Dios, estaba muy feliz, alegre y confiada de que esta fuera la verdadera iglesia a la que la gente debía acudir para su salvación. Quería ser una gran profetisa y predicar a quienquiera que encontrara en cualquier lugar.
Sin embargo, a menudo me sentía intimidada debido a mi edad y mi apariencia. Todos me confundían con una estudiante de primaria por mi cuerpo pequeño y mi rostro de bebé. Además, soy torpe y no hablo bien.
Pensaba: “¿La gente me escuchará y se convencerá de lo que predico?”.
Mientras me angustiaba por este asunto, la miembro que me guio a la verdad me mostró los siguientes versículos.
“Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.” Jer 1:6-8
¡Ah! Correcto, Dios está conmigo. ¿Por qué me preocupé? No debía temer nada. Como el profeta Jeremías que fue llamado por Dios, yo también fui llamada por Dios para predicar la verdad a todas las naciones.
Cada vez que me animo para ser más valiente y osada en la predicación, leo estos versículos. Ahora, aunque mi apariencia física no ha cambiado en absoluto, mi pasión por predicar a cualquiera se ha fortalecido. No temo. Aunque hay muchas personas que son mucho más grandes que yo y les parezco solo una niña, ya no me siento intimidada para predicarles la verdad.
Lo que predico es la única verdad de que todas las personas necesitan ser salvas. Si retrocedo sin ir hacia ellos y si no pueden ser salvos porque no han escuchado esta verdad, ¡qué miserables serán! Para terminar la misión que el Padre y la Madre celestiales nos han dado, predicaré valientemente a todas las personas del mundo y les testificaré nuestra verdad y a nuestros Salvadores de esta última época. No soy elocuente ni tengo mucho talento, pero como Dios me ha pedido que no tema, nunca tendré miedo. Siempre seguiré la voz del Padre y la Madre: “No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte”.