Las palabras que no deben evitarse en la familia

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“Gracias”, que hace sonreír al oyente. “¿Necesitas ayuda?”, que hace que el oyente se sienta tranquilo.

“¡Excelente trabajo!”, que da alas a los hombros del oyente. “Buenos días”, que hace que el oyente comience el día vigorosamente.

“¿Comiste?”, que demuestra su amor y cuidado hacia el oyente. “Lo estás haciendo bien”, que fortalece y anima al oyente.

“Gracias a ti”, que hace que todos se unan. “¡Dulces sueños!”, que hace que el oyente duerma en paz.

“No es tu culpa”, que alivia la tristeza del oyente. “Gracias por tu arduo trabajo”, que reconoce el trabajo y el esfuerzo del oyente.

“Lo siento”, que calma la ira del oyente. “Confío en ti”, que hace que el oyente se esfuerce al máximo.

“No te preocupes. ¡Saldrá bien!”, que quita el peso de la mente del oyente. “Eres el mejor”, que hace crecer la autoestima del oyente.

“Oraré por ti”, que permite al oyente saber que no está solo. “Estoy feliz porque estás conmigo”, que permite al oyente saber que es una persona preciosa.

“¿Cuál es tu opinión?”, que reconoce el valor de la existencia del oyente. “Está bien. ¡Podría sucederle a cualquiera!”, que es más eficaz que un consejo.

“Estoy orgulloso de ti”, que hace que el oyente sobresalga. “Te amo”, que hace que el oyente se sienta feliz de escucharlo en cualquier momento y en cualquier lugar.