Dios lleva a cabo la obra de la salvación
Lee Nam-eun, desde Cheonju, Corea
El año pasado, le entregué la palabra de Dios al dueño de una tienda. Había pasado mucho tiempo desde mi última visita. Fui a la tienda de nuevo para encontrarme con el dueño, pero solamente descubrí que había sido sustituida por una nueva tienda de teléfonos móviles. Ya que estaba allí para predicar, ingresé en la tienda para entregar la palabra de Dios.
El propietario me miró como preguntándose qué me había traído allí. Le comenté que venía de una iglesia cercana y le entregué un periódico y un recuerdo que se hizo para celebrar que recibimos el Premio de la Reina del Reino Unido. Parecía que no le habían agradado los materiales de predicación, por lo que sentí que había cometido un error.
Unos días después, pasé por una florería ubicada en el lado opuesto de la tienda de teléfonos móviles. Llamó mi atención porque estaba iluminada. En la tienda, había otra persona además del dueño.

Me pregunté: “¿Habrá leído el periódico?”. Sintiendo curiosidad, entré en la tienda. ¡Y adivinen qué! Para mi grata sorpresa, descubrí el recuerdo en el centro del mostrador. Me dijo que había leído el periódico y me dio la bienvenida. Una vez más, le presenté nuestra iglesia y le expliqué la verdad a través de la Biblia; él era todo oídos. Entonces me habló sobre sí mismo detenidamente: había dejado de ir a su iglesia a la que había asistido desde su nacimiento, porque era corrupta; pero aun así, todavía estaba buscando a Dios. Estaba sorprendida. Asumí que no estaba interesado en ninguna religión en absoluto, pero de hecho, estaba anhelando a Dios. Finalmente, el dueño y su empleado nacieron de nuevo como hijos de Dios.
Dios derramaba constantemente bendiciones sobre nosotros. Ellos dos, que habían recibido la bendición de una nueva vida, entregaron la palabra de Dios a su nuevo empleado. Él había sido católico romano, pero dejó de asistir a la iglesia. Le confundía la palabra de Dios que era diferente de las doctrinas que había aprendido. Al final, reconoció que la historia del mundo se desarrolla según las profecías de la Biblia y recibió la bendición de convertirse en hijo del Padre y la Madre.
Cuando los tres hermanos asistieron a su primer culto, se sentaron juntos de manera piadosa y estaban deseosos de compartir la fragancia de Sion sobre el sermón acerca de la obediencia. Comprendí que efectivamente Dios es el único que guía la obra de la salvación. ¿Quién podría haber imaginado que había tres preciosas almas buscando a Dios juntas en el mismo lugar de trabajo? Teniendo en cuenta que la obra del evangelio se lleva a cabo no por mí, sino por Dios, participaré en la misión de predicar a siete mil millones de personas. Doy sinceras gracias a Dios Elohim por darme este gran entendimiento a través de los frutos.