El historiador Arnold J. Toynbee manifestó: “Si se aferra a sus experiencias exitosas del pasado, fracasará”. Alvin Toffler, un futurista global, advirtió: “Para sobrevivir en el futuro, debemos considerar nuestro éxito pasado como el factor más peligroso”. Debemos desechar las opiniones: “Cuando lo hice así, tuve éxito”, “Esto es lo mejor”, o: “Mi experiencia es la mejor manera”.
La experiencia es indudablemente un activo valioso. No obstante, si tenemos una fe ciega en nuestra propia experiencia y conocimiento, podremos ser traicionados por ellos; porque el tiempo no permanece en el pasado, y el mundo está cambiando constantemente.
Por lo tanto, lo que necesitamos es el pensamiento de base cero. Esto significa pensar en blanco, es decir, en estado cero, lejos de los estereotipos existentes. A fin de concebir un pensamiento de base cero, debemos poseer un corazón abierto: “Podría equivocarme”, “Lo que no sé es más de lo que sé”, o: “La respuesta puede hallarse fuera, no en mí”.
Así como podemos dibujar un nuevo cuadro en un papel en blanco que no tiene nada, si vaciamos nuestra mente, nuevas ideas pueden brotar en nosotros.