Todos los veranos, mi esposo y yo hacemos un viaje de dos días y una noche con los amigos de su ciudad natal y sus esposas. Ha realizado este viaje con sus amigos durante más de treinta años desde antes del matrimonio. Las diez familias recuerdan su infancia, viajando juntas por montañas y mares. Mi esposo y sus amigos crecieron juntos desde la infancia, y pasaron juntos el tiempo de formar su propia familia y criar hijos. Así que había hecho esfuerzos sinceros por predicar la verdad a sus amigos. Desafortunadamente, la mayoría de ellos no estaban interesados en la verdad.
Este año, decidimos pasar unas vacaciones tranquilas en la ciudad natal. Uno de sus amigos, el líder de la reunión, se sometió a una cirugía de cáncer; entonces decidieron apoyarlo con los gastos hospitalarios con el dinero que habían ahorrado durante un año para el viaje. En nuestro camino a su ciudad natal, mi esposo y yo decidimos predicar la verdad de la vida a su amigo enfermo, que estaría agotado física y mentalmente por la enfermedad. Aunque llegamos tarde, nos atendió a pesar de su enfermedad.
Cuando llegó la noche, el amigo enfermo fue a su habitación a descansar, y los demás pasaron un buen tiempo, compartiendo sus historias de la infancia, comiendo maíz y sandías. A diferencia de la ciudad, el aire en el campo era limpio y fresco.
“Es maravilloso estar aquí porque no hay mosquitos ni polillas”.
Lo dije sin pensarlo, pero de repente, el tema de conversación se volvió grandioso. Comenzaron a hablar preocupados por el futuro, como “es por el cambio climático” y “la vida en la Tierra se está volviendo cada vez más difícil para las criaturas vivientes”. Mientras tanto, naturalmente mi esposo comenzó a predicar la verdad de la Pascua, la forma de ser salvos de los desastres.
Iniciamos el día siguiente dando un paseo por una colina cercana. Desayunamos tarde y nos sentamos en el mirador para conversar. Mi esposo pensó en predicar a su amigo enfermo. Le preocupaba que a los demás no les gustara escuchar el mensaje, pero ya no podía dudar y perder la oportunidad de predicar el evangelio. Se animó y pidió disculpas: “Hoy, realmente quiero transmitir las palabras de la Biblia que serán útiles para nuestro líder”. Deben de haber sentido su sinceridad; sus otros amigos los guiaron a conversar juntos en el fresco salón del pueblo. Como resultado, pudo predicar con calma acerca de la Pascua que contiene la bendición del perdón de pecados y la vida eterna en el tranquilo salón del pueblo. A diferencia de antes, su amigo prestó atención a los versículos de la Biblia y, para nuestra sorpresa, finalmente dijo:
“Definitivamente debería recibir esta gran bendición. Recientemente he estado pensando en llevar una vida religiosa”.
El día que prometió venir a nuestra iglesia, llegó a tiempo, pulcramente vestido. Después de estudiar algunas palabras más, recibió una nueva vida. Nos contó que cuando uno de sus vecinos de la aldea intentó llevarlo a un templo budista el día anterior, rechazó firmemente la invitación porque había prometido recibir a Dios. Estábamos realmente agradecidos con Dios por abrir su corazón.
Actualmente recibe hasta las bendiciones de guardar el Día de Reposo, recibiendo terapia contra el cáncer después de la cirugía. Oro para que el hermano supere el resto del tratamiento y se recupere pronto, aumentando la esperanza en el cielo cada día.